E P Í L O G O

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Adelaide Laurent

—¿Le puedes decir a tu hija que tiene que ir a la escuela? —le pregunté a Miles que estaba tomándose un café de lo más tranquilo mientras yo batallaba para que nuestra hija fuera a la escuela

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—¿Le puedes decir a tu hija que tiene que ir a la escuela? —le pregunté a Miles que estaba tomándose un café de lo más tranquilo mientras yo batallaba para que nuestra hija fuera a la escuela.

—¡Mami, ¿Haz visto mi suéter?! —Me giré hacia la escalera viendo a Michael bajar las escaleras así que le sonreí.

—Está en la sala —informé inclinandome para tomarlo de las mejillas haciéndolo sonreír—. ¿Tu hermana sigue encerrada?

—Dice que no va a ir a la escuela porque la maestra de Matemáticas no la quiere —respondió y solté un suspiro, tenía el mismo carácter de Miles.

—De acuerdo, ve a desayunar mi niño —Dejé un beso en su frente y él se dirigió al comedor—. ¡Emma, por favor! Se hace tarde.

—¡No voy a ir! —respondió desde arriba así que tomé aire por paciencia, era de todos los días batallar con ella para hacerla ir a la escuela—. ¡Ni siquiera entiendo!

—Miles por favor ayúdame —le pedí viendo su sonrisa de diversión al verme pelear con nuestra hija—. Deja de reírte y ve a hablar con ella, a ti te obedece más que a mí.

—¿Y yo que ganó? —cuestionó volviendo a dar un sorbo a su café.

—Miles... —hablé con advertencia y él asintió levantándose de su silla.

Besó mi frente para después subir las escaleras y yo me acerqué a Michael viéndolo comer su cereal leyendo la caja lo que me hizo reír.

—Mami, ¿Puedo tener un libro? —preguntó cuando me senté a su lado y sonreí mirándolo—. Quiero uno.

—¿Cuál quieres? —pregunté viéndolo comer su croissant—. ¿Cuál historia te gusta?

—Peter Pan —respondió y asentí, lo había visto en una librería cerca—. ¿Sí puedo?

—Claro que sí mi niño hermoso —aseguré abrazándolo dejando besos en su mejilla haciéndolo reír y que se limpiará—. No te limpies mis besos.

—¿Por qué no le haces esto a Emma? —preguntó cuando me quedé a su lado abrazándolo mientras se limpiaba con una servilleta al terminar su desayuno.

—Porque ella no se deja —respondí y él asintió—. Ve por tus cosas para la escuela.

—¿Y mi hermana? —preguntó y miré el reloj contando cinco segundos para después oír sus pasos bajar corriendo las escaleras.

Poisoned Paradise // Miles Fairchild [✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora