𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 31

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ʜᴇ

A veces, cuando los días son tranquilos y el viento sopla suavemente, siempre caía la posibilidad de que algo malo sucediera. Su madre se lo decía constantemente cuando era joven, y Jasper siempre lo ignoraba, alegando de que se trataban de sus típicas preocupaciones maternales.

Años más tarde, Jasper no podía estar más de acuerdo con ella.

Habían pasado días buenos y tranquilos. Todos en la casa estaban de buen ánimo, incluso Forks estaba tranquilo. Es más, los pueblerinos celebraban ya que el estado había decidido bajar los precios de los alimentos. Pero, aun así, fue inevitable para Jasper no darse cuenta de la tormenta que se avecinaba.

Fue de pronto, claro que sí.

Primero fue Carlisle en cambiar. Jasper lo sentía, pues este a pesar de que intentara disimularlo, había algo que lo inquietaba, y, sobre todo, porque decidía pasar mucho más tiempo en su despacho. Incluso había pedido una licencia, alegando que se había contagiado por gripe.

Al poco tiempo, fueron Rosalie y Bris, las cuales de la noche a la mañana —O, mejor dicho, después de un par de horas solas en la casa— habían decidido convertirse en mejores amigas, y como si se trataran de dos adolescentes en plena pubertad y hormonas, dejaron de hablar con Alice.

Siento esta última la más extraña de todos.

Su malhumor y su ironía no había pasado desapercibido, al punto que ni siquiera deseaba tomar su lápiz de carbón y crear nuevos diseños de ropa.

Fue entonces cuando Jasper se preguntó qué tan mal podrían ir las cosas, y la vida, sin siquiera otorgarle un momento para aclimatarse, lo sorprendió de la peor manera que un vampiro podría hacerlo.

Fue una sorpresa total cuando Edward apareció en la entrada de la casa, lanzando las maletas con un humor de perro, uno que incluso Emmet no se atrevió a molestar.

Incluso de esa forma, Jasper tardó en darse cuenta qué algo no iba bien, no hasta que este pasó por al lado de Esme, ignorando por completo sus angustiosas preguntas. En respuesta, Esme miró ansiosamente a Carlisle, en busca de una respuesta, pero este simplemente pestañeó lentamente, comunicándole algo que solo ellos sabían.

Estaba claro que Carlisle estaba informado de todo, y a juzgar no tan solo por su mirada, sino también aquella sensación amarga que brotaba de sus poros, algo gravísimo estaba sucediendo.

Jasper se acercó a Bris, buscando de alguna forma sentir tranquilidad al estar en contacto con ella, pero esta, sin siquiera notar que Jasper buscaba su mano, desapareció dejando un silbido detrás suyo, y de pronto, reapareció junto con Rosalie abriendo la puerta del carro para recibir a Bella.

Una sostuvo a puerta, mientras que otra, sujetaba con sumo cuidado del brazo de Bella, ayudándola a salir del vehículo. Y cuando la muchacha pasó por delante de los Cullen; los saludó con una sonrisa malograda. La única que no respondió su saludo fue Alice, y fue en ese preciso instante en que Jasper vio un rayo violeta, mortal y peligroso, brillar en los ojos de Bris cuando ambas mujeres cruzaron miradas.

Aquel rayo persistió incluso cuando Edward volvió a aparecer con un abrigo de algodón y lana para Bella. Tanto Bris como Rosalie estaban a punto de enseñar los dientes y lanzarse encima de Edward cuando los dedos de este rozó por pocos segundos un mechón de cabello rebelde que se le había escapado a Bella de su coleta.

Edward retrocedió con una expresión que Jasper nunca había visto en él. Sus ojos brillaban con el color de la muerte.

Algo sucedía y no era para nada bueno.

Umbra | Sombras [Jasper Hale]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora