𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 16

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𝐒𝐡𝐞⁂

Odiaba el sol. Odiaba el calor.

Realmente odiaba todo lo que pudiera generar luz, pero, sobre todo, odiaba sentir que era una desleal cada vez que se escapaba del palacio de su rey a esas horas de la noche.

Había pasado mucho tiempo desde que lo había visto, y cuando superó el ritual que había hecho, es decir, tolerar que la torturasen con fuego y con la luz del sol, se escapó del palacio con tanta desesperación en el pecho que a penas podía sentirse tranquila o en paz.

Ella iba a volver, claro que sí. Solo estaría algunas horas fuera y como no tenía tareas que hacer o cumplir, entonces se tomaría todo el tiempo del mundo, o al menos antes de que amaneciera.

Corrió tan rápido como pudo por el bosque y atravesó en cuestión de minutos rocosas colinas, y algún que otro asentamiento humano.

No tardó demasiado hasta llegar a una pequeña granja cercana a un asentamiento. La casa era simple, estaba hecha de piedra y madera, pero era sólida como para soportar el viento, y como Bris había vuelto, se encargaría de que esa casa se mantuviera de pie.

No era común ver casas separadas del resto, pero esta estaba cerca de los demás humanos, tanto que, a su espalda, podía sentir la horrible sensación del calor que emanaban las luces del asentamiento las cuales siempre se mantenían encendidas por la noche para alejar a las fieras.

Bris avanzó hacia la granja y notó que en el interior de la casa también había luces cálidas, pero ella sabía que sus habitantes estaban durmiendo. Era demasiado tarde y muy pronto como para que se preparasen para comenzar su día.

La última vez que estuvo ahí, era una simple neófita que había cometido el peor de sus pecados, pero aún así era necesario, o al menos eso era lo que ella solía decirse a si misma.

En total silencio y agilidad, se coló al interior de la casa y el calor sofocante casi la hizo gritar y buscar un lugar frío donde esconderse, más se tragó el miedo que crecía en su interior, y se obligó a si misma a seguir avanzando por la pequeña casa.

Frente a la puerta, se encontraba el hogar que ardía sutilmente. Lo suficiente como para que generase luz y algo de calor, ya que se encontraban en la estación fría.

A su izquierda, una mesa de madera torpemente tallada levantaba unas inquietantes sombras, las cuales se fueron transformando en unas sillas de la misma madera de la mesa. Bris dedujo que provenían del mismo árbol.

Caminó hacia su derecha en donde se encontraba una habitación y cuando ingresó en esta, una pareja se encontraba descansando después de un arduo día de trabajo. Al lado de la cama, había una cuna en donde descansaba una pequeña niña que dormía sobre su pecho. Las mantas la cubrían hasta la cabeza y con mucha delicadeza, Bris la acomodó correctamente para que la niña no se asfixiara.

Cuando era humana, era común que cada mañana, las madres llorasen por la perdida de sus bebés que, a mitad de la noche, se asfixiaban por las mantas o por algún objeto que se habían tragado por accidente. Los bebés eran seres que constantemente, buscaban suicidarse si no había alguien grande alrededor.

—Una madre debe perder su sueño si es necesario para mantener a sus hijos vivos—Le había dicho una vez su madre cuando el alarido y el llanto de una pareja hizo eco por toda la ciudad—Más no soy capaz de culparla. Los bebés buscan la muerte y el sueño es la peor arma para un padre.

Bris sabía de lo que su madre le decía, puesto que antes de que ella naciera, había tenido una hermana que había fallecido así. Pero en vez de asfixiarse con una manta, murió con el pezón de su madre en la boca y todo su seno tapándole las fosas nasales.

Umbra | Sombras [Jasper Hale]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora