𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 4

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𝐒𝐡𝐞⁂

Después de tanto, finalmente se armaron de valor para salir de su cueva, aquella que presenció cómo las sombras cobraban vida y gimoteaban al no tener la fuerza suficiente como para poder pronunciar una palabra.

Había pasado un buen tiempo desde que ellos "despertaron" de su profundo sueño, aquel que consiguió mantenerlos apartados de toda criatura viva por milenios, hasta que su dolor se transformó en roca y el tiempo congeló sus deseos de cazar y vengarse.

Para cuando ellos despertaron, se entrenaron día y noche hasta recuperar la agilidad y el habla, aquella que habían perdido por su congelamiento. Mientras que ellos recuperaban su vieja rutina, los días y las noches avanzaron sin importarles siquiera la existencia de las sombras, pues ya había pasado bastante tiempo desde que ellos pisaron la tierra y aterrorizaron a cualquier ser mortal e inmortal.

Pero el día había llegado, ellos ya debían salir de su refugio y descubrir cuán cambiada estaba el mundo, y cuando lo hicieron, un cielo negro cubierto de estrellas los recibieron. No había tantas nubes como para provocar una tormenta, pero si había un viento feroz, uno que amenazaba traer las nubes más oscuras y llenas de energía, y el grupo tenía planeado abandonar las alturas antes de que eso sucediera, por lo que descendieron al son del ulular del viento que pasaba entre sus extremidades.

Cuando llegaron a los pies de las montañas, el bosque los recibió y este cantó por ellos. Los árboles eran viejos y eran los mismos que los vieron marchar hacia la montaña. En ese entonces, se habían deshecho de todo lo que les recordaba su fracaso, por lo que, en ese momento, estaban usando el mismo vestuario con una tela bastante áspera para la piel de un humano, incluso para ellos les parecía desagradable portarla, pero era las únicas prendas que tenían, y no estaban seguros de encontrar sus armaduras y las armas que utilizaban para atacar a distancia a vampiros y a humanos por igual.

Caminaron entre los árboles y Bris se maravilló al sentir el viento fresco revolver su cabello, al punto en que lo llamó en un cántico que surgió de lo más profundo de su alma.

Ven a mí, ven a mí.

Cantó su alma y el viento respondió soplando con un poco más de fuerza, haciendo que las ramas de los árboles crujieran en respuesta al poder atrayente de la vampiresa.

—Ölek, busca una fuente de agua. Necesitamos asearnos con urgencia—Ordenó Halder.

El muchacho caminó con velocidad y con un movimiento grácil, se trepó de un árbol y sintió todo lo que lo rodeaba. Él era el mejor rastreador que habían entrenado, y podía encontrar el más pequeño alfiler, hasta sentir el movimiento de la tierra bajo sus pies. En más de una ocasión supo en dónde podría haber un terremoto, y solo con su espectacular don.

Ölek sentía cosas que nadie más podía hacerlo, ni siquiera su rey que compartía su misma habilidad, y eso permitió ser una gran herramienta para el anciano.

El chico no tardó para nada en regresar al grupo que había dejado de caminar, y con un movimiento de cabeza indicó el camino. Halder le dio una palmada en el hombro para luego caminar en dicha dirección.

—Muy bien, Ölek—Elogió Bris una vez que encontraron una laguna de agua cristalina.

Bris caminó hacia el agua mientras se quitaba las prendas del cuerpo, y dejándolas en la orilla seca, avanzó hasta que el agua la cubrió por completo hasta que ya no había nada más que ella existiendo en la oscuridad absoluto.

Estar bajo el agua era lo más cercano a estar muerto. No podías escuchar ni sentir nada. Solo podías ver, pero cuando cerrabas los ojos, ya no había nada.

Umbra | Sombras [Jasper Hale]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora