Capitulo 13: El frío junto a la chimenea

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Los nervios recorrían mi cuerpo escuchando a mi corazón y los forcejeos de Calíope en un intento de su hermano en inmovilizarla. No pensaba abrir esa puerta o por lo menos no por ahora. Sé con seguridad que ella no le haría nada, pero yo no corría con la misma suerte y no pensaba arriesgarme ¡Ni loca!

No podía dejarlos ahí afuera toda la madrugada hasta el amanecer o por lo menos a Declan, ahorita no me molesta que sufra un poquito su hermana. Él no sería capaz de hacerle eso, pero yo si o hasta cuando se calme o dejarlo pasar y ya en mi habitación que entre.

-Hermana, ¿Qué te pasa? -La voz de Declan retumba.

-¡Suéltame de una buena vez!

-¿Por qué la atacaste? Tú no eres así. -Declan debe estar muy enojado. -Sabes que está herida y no puede defenderse. Quiero saber por qué mi hermana comenzó atacar a una chica que no le hizo nada la cual no puede ni bajar las escaleras sola.

-¡Será que todos en esta casa están ciegos! -Grita. -Ella talvez hace esto con otras familias para sacarles algo.

-¿Qué nos puede sacar? No tiene a donde ir y no es de aquí ¡Estaba a punto de morir cuando la encontré! Nadie se pondría en esa situación. -No sabía que estaba en tan mal estado. -No podemos juzgarla sin conocerla, yo no voy hacerlo y no te voy a dejar que tú lo hagas.

Un pequeño sonrojo se forma en mis mejillas al escuchar esas palabras.

No esperaba que Declan me defendiera de su hermana y no es mi intención poner a esta familia unos contra otros. Esa chica es la única que no confía en mí, pero no entiendo el cambio de humor tan repentino. Puede ser que la ayuda hacia mí le molesta.

-Tú eres mi hermana, mi hermana menor y sabes que te protegeré del mundo si es necesario. -Me asomo a la ventana para verlos hablando cara a cara. -Al parecer ella no tiene nadie así.

-Ya lo demostraste muy bien por mí y culpa está sucediendo todo ese martirio con la niña granada. -¿Está hablando de mí?

-Los Granados nos tienen miedo. -Declan le susurra algo a su hermana y ella lo abraza en respuesta. -Solo no la molestes y déjala tranquila.

-¿Ella lo sabe? -pregunta Calíope.

-No. - Veo por el movimiento de ella al cruzar los brazos. -Ella...

De casualidad ¿esa chica de la que estarán hablando seré yo?

Espero que sea yo de la que hablo porque cobraría sentido que Calíope me atacara, lo que me encantaría saber si en dado soy yo ¿Qué se supone que sé? Para poder entender. Ella antes de comenzar atacarme me pregunto si lo sabía y que era lo que según yo estaba haciendo.

-Yo solo veo como están juntos solos muchas veces y como se tensa el ambiente cuando llego ¿Te está amenazando? -Algo me acabo de perder y no sé qué es.

-No, no es eso, talvez puede ser que cada vez que ustedes dos se ven parece que la quemaras viva. -Mentiras no dijo.

-Yo...-Al parecer piensa defenderse con ese argumento por la indignación en su rostro. -Bueno si pudiera ya hubiera hecho una parrillada.

Bueno eso no me lo esperaba.

-Creo que ella te recuerda a alguien-expreso Declan. -Antes que me contestes no quieres ver las estrellas conmigo.

Calíope en un movimiento repentino gira la cabeza hacia la ventana, en reacción, me agacho rápidamente, el dolor invade mis músculos por el repentino movimiento. Los medicamentos que me ha recetado el médico hace que mis movimientos sean más atontados. Espero que mi lenta reacción no fuera captada por los hermanos o por lo menos la menor.

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