ʜɪᴅᴅᴇɴ ʟᴏᴠᴇ (amor oculto):
Jane nunca imaginó que estaba viviendo su primera vida y que existía un hilo rojo que unía a las almas gemelas, aunque ella no tenía uno. Pero ¿qué debería hacer cuando descubre que está conectada por este hilo rojo con ot...
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La pequeña de diez años abrazaba fuertemente el oso de peluche entre sus brazos mientras cinco mujeres se acercaban a ella. La niña no entendía por qué la habían vestido con un vestido negro y por qué una gran foto de sus padres estaba rodeada de muchas flores. Además, muchas personas se arrodillaban, inclinándose para luego encender una vela.
Asustada por la cercanía de las cinco extrañas, quiso llamar a sus padres y correr a esconderse con ellos.
── ¿Eres Jane? ── preguntó una mujer poniéndose a la altura de la niña.
Parecía amigable, pero la pequeña seguía a la defensiva, apenas asintió con la cabeza y la mujer comprendió que la menor de diez años les tenía miedo, es comprensible ya que esta rodeada de desconocidos y sola sin nadie a su lado.
── Jane, soy Doyeon, y ellas son mis hermanas mayores, Younjung ── señaló a la mujer con un buso largo y el cabello suelto largo, que le sonrió inclinando su cabeza ──, Jiwon ── la mujer más seria, con la frente tapada por el fleco, amplió los labios en una ligera sonrisa y vestía unos pantalones con una blusa a manga larga de diferentes tonos de negro ──, Jinah ── la penúltima mujer, castaña, ni le sonrió, solo observó manteniendo distancia, y Jane pensó que era muy elegante con un collar de plata resaltando en el conjunto de ropa, sin mencionar que la señora tenía los brazos cruzados y una aura intimidante ──, y Yeonbin.
La última mujer sonriente se acercó y sentándose sobre sus piernas, le habló en un tono más animado: ── Tu osito es muy adorable, igual que tú. ── la niña, con el comentario, reaccionó dándole un vistazo a su peluche para confirmar las palabras dichas por Yeonbin ──. Te traje un regalo ── sacó del bolsillo de su buso una bolsa de galletas con chispas de chocolate ──. Mi hermana Jiwon te las preparó.
── Así es, yo misma la vi cómo las preparaba ── agregó Doyeon ──. ¿Quieres probarlas?
Extendieron la bolsa de galletas hacia la niña, que seguía sujetando a su oso con un brazo aún confundida y asustada por la ausencia de sus padres estiró tímidamente el otro brazo para aceptar el regalo. Yeonbin y Doyeon estaban demasiado emocionadas al ver que su pequeño obsequio fue aceptado.
La calidez y amabilidad de las mujeres comenzaron a disipar su temor inicial. Aunque seguía sintiendo un vacío por la pérdida de sus padres, el gesto amable de las extrañas le brindaba un destello de consuelo en medio de la confusión.
Dos años después del encuentro, la niña de 12 años, corrió con emoción en dirección a su madre, le había preparado un pastelito en la escuela con la ayuda de la maestra y quería que lo pruebe.
