ʜɪᴅᴅᴇɴ ʟᴏᴠᴇ (amor oculto):
Jane nunca imaginó que estaba viviendo su primera vida y que existía un hilo rojo que unía a las almas gemelas, aunque ella no tenía uno. Pero ¿qué debería hacer cuando descubre que está conectada por este hilo rojo con ot...
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Septiembre.
Estando en el techo del lugar donde eligieron festejar el cumpleaños número 80 de la abuela Jihyun, quien está concentrada en mantener a Haerin pegada a su lado, Jane aprovechó la oportunidad para escapar un momento.
Al llegar se sorprendió por la maravillosa vista que tenía. El cielo despejado y la luna llena brillaban más que en otras noches. Las luces de la ciudad y el ruido de las calles la sumergieron en sus pensamientos.
Apoyándose en la baranda, miraba la hermosa luna, tarareando una canción que cruzó por su mente.
—Dios dejó caer un ángel ante mis ojos.
El comentario de una persona se oyó detrás de ella, sacándola de su burbuja. Se alejó y dejó de mirar el cielo nocturno para darse la vuelta y confirmar quién era. Ninguno sabía por qué la competencia número uno de Royal Holdings estaba presente, pero a nadie le importaba.
Él, en cambio, vio al salir a tomar aire a una verdadera princesa descansando con una paz envidiable. Además, el vestido dorado ajustado con un escote en forma de corazón y mangas caídas sobre los hombros resaltaba su figura. La falda del vestido era amplia y confeccionada en una tela brillante y translúcida que creaba un efecto luminoso. El brillo sutil del material evocaba una sensación de magia y sofisticación, le queda increíble.
—¿Disculpa? —preguntó atónita, sin creer que en serio había escuchado esas palabras de Donghyuck.
—Es que verte tan tranquila, sin mirarme con molestia, puedo decirte "ángel", pero tengo que admitir una cosa: me tienes demasiada paciencia —se acercó poniéndose a su lado—. Acaso, ¿eres el ángel en tu familia llena de demonios? No quiero ofenderlos ni arruinar la noche de la presidenta Choi Jihyun, pero ¿no te gustaría escapar de este lugar?
—Yo no me puedo escapar —aclaró.
—¿En serio? —él ahora observaba la luna—. Olvidando a tu familia del demonio, o como le decía mi padre, "familia camino al infierno".
—Mi familia no es la que Suh Johnny llamaba "familia camino al infierno".
—Así que lo conociste —dibujó una pequeña sonrisa que borró enseguida.
—Solamente una vez. Era una persona amigable y transparente —volvió a apoyarse en la baranda que la protegía de caer desde el techo del edificio—. Que le desagradaba la familia Lee.
—¿Y no has pensado en arruinarles a ellos primero sus negocios que a mí?
—La verdad, no te considero mi competencia o mi enemigo. Simplemente da la casualidad que pensamos igual respecto a los negocios —comenzó con un tono suave y tranquilo—. Pero puedo ir tras los negocios tontos de los Lee.
