Fue sometida a pruebas, a ver como las personas que mas amaba sufrían y el saber que su hermano la traicionó siendo una víctima más de C.R.U.E.L.
Despertando un día sin siquiera recordar su nombre, despertando en ella los sentimientos encerrados de...
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...
Narra Emmy
El enigma inexplicablemente confuso, el laberinto del cual no podíamos salir, meses buscando, años tratando, ¿Qué más debía hacer?
Correr, correr y correr, mis días se limitaban a eso, de mañana a tarde, supervivencia, salvación, enigmas, misterios, tanto que procesar y nada con que empezar.
¡¿Qué es lo que falta?!
—No hay nada, a la mierda, nunca hay nada.—dije frustrada observando a Minho.
—No, debe estar en alguna parte Emmy, no pudo desaparecer.—Explicaba inquieto el pelinegro.
—Es extraño, esa sección no existe prácticamente, si dices que no la recuerdas Minho entonces no conocemos por completo el laberinto.—Reafirmo Ben observando aquellos grandes muros.
La sección en donde había terminado con un penitente, había desaparecido, según Minho, sección que jamás había visto, sección que desapareció casualmente de una noche a otra.
Pero no nos rendimos, no durante éste largo tiempo, no ahora, ni nunca, no si yo buscó las respuestas dispuesta a encontrarlas, me tomé el tiempo que me tomé.
Correr, es lo único que queda.
...
En el área.
La caja subía con prisa como cada mes, trayendo con sigo el siguiente prisionero de aquel espacio, las luces parpadeaban y aquel chico en la caja tosiendo con fuerza, pidiendo a gritos ayuda, desconsertado de todo, ajeno de coalquier cosa, como todos alguna vez al llegar.
Luz roja, luz verde y luego...luz de sol, cegando por completo la vista.
Chicos curiosos como cada mes observando aquella caja, sonriendo y riéndose del notable desconcierto de aquel chico desorientado, como si de un animal se tratase, reviviendo el día en que cada uno de ellos subió por ahí, ocupando el lugar de aquel chico temeroso.
Las puertas se abrieron, todo fue ajeno tan distante por un momento.
—Ya sácalo de ahí.—Menciono cierto rubio.
Gally se apresuro a saltar a la caja y tomar al chico de la camisa para sacarlo de aquel reducido espacio.—Día uno novato, buenos días.
El cuerpo del chico pelinegro y sudoroso cayó sobre el rígido suelo lleno de pasto, los chicos lo rodeaban observandolo con morbo, con superioridad.
