Fue sometida a pruebas, a ver como las personas que mas amaba sufrían y el saber que su hermano la traicionó siendo una víctima más de C.R.U.E.L.
Despertando un día sin siquiera recordar su nombre, despertando en ella los sentimientos encerrados de...
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... Narra Emmy
En cuanto comenzamos a correr no volví a mirar atrás. Mi pasado se había quedado en ese lugar y me negaba a llevarlo conmigo. Seguir a Thomas era estar segura de que tendría una libertad y estaba dispuesta a todo por ella.
La atmósfera estaba cargada de tensión y adrenalina mientras daba cada paso sobre los pasillos que había recorrido tantas veces. Cuanto más corría, mis movimientos se volvían más precisos.
Por primera vez, sentí la mezcla de sentimientos más extraña. La paranoia de perder a quienes corrían a mi lado y el temor de que los penitentes aparecieran en cualquier momento me llenaban de miedo, pero la adrenalina y la felicidad de estar a punto de lograrlo no me dejaban parar.
El sonido de mis respiraciones rápidas se mezclaba con el eco de nuestros pasos sobre el suelo de piedra. Las paredes del laberinto, altas y cubiertas de enredaderas, parecían cerrarse a nuestro alrededor, cada giro y vuelta una apuesta contra el tiempo.
Al doblar por un pasillo lo escuché, aquellas cosas que ya había observado muy de cerca y que me negaba a volver a ver se encontraba ahí, a solo metros de nosotros.
—Esperen.—susurré observandolos a todos. Thomas lo había entendido.
El chico se asomó para observar aquel pasillo, su mirada de miedo fue suficiente para hacer que comprendiera todo: un penitente.
—¿Es un penitente?—preguntó Chuck.
—Si.—Thomas miraba a todos tratando de emanar calma, fallando por completo.
—Lleva esto, Chuck.—Minho le dió aquel aparato de metal que nos había mostrado la salida.-Quedate atrás.
—Tranquilo, quédate conmigo.—Teresa le sonrió al niño terminando de atar su cabello.
—Cuando crucemos se activará y la puerta se abrirá. Manténganse unidos, no se alejen, y saldremos de esta. Saldremos ahora o moriremos haciendo el intento, ¿Entendieron?—Thomas habló mirando a cada uno de nosotros.
Mi pecho subía y bajaba, estábamos por empezar nuestra última batalla, en donde no sabía cuántos de nosotros llegaríamos al final o qué pasaría después de salir.
Sentí la respiración de Newt sobre mi hombro provocando que mi espalda se estremeciera. Tomó mi mano suavemente.
—Estaremos bien.—susurró tras de mi.
—¡Ahora, hay que hacerlo!— El grito de Thomas provoco la valentía en todos nosotros.
La sangre recorriendo mi cuerpo se sentía pesada, hervía con un fulgor que jamás había experimentado. La sensación al borde del peligro me era ajena, pero en ese momento la abrazaba, pidiéndole a todo que estuviéramos bien, unidos, completos.
