TREINTA Y NUEVE

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Me quedé esperando aquel mensaje que no llegará.

Te mandé más de cinco audios despidiéndome y diciendo que te amo. Realmente no quería despedirme así que me tocó decirte que no me escribieras más.

Realmente quería que siguéramos hablando pero ¿Eso en qué nos va a ayudar?

Te amo, sí. Te amo demasiado pero nos toca mejorar.

El trato era que yo te dijera «adiós» y no me contestarás más. Me ibas a dejar en visto y...lo hiciste.

Supongo que una parte de mí quería que le dijeras «Te amo» por última vez nada más. Pero no llegó y sé que no llegará.

Se vienen días feos.

Ayer me puse a escuchar la bitácora que comencé desde que todo empezó a ir mal. Son una serie de audios que si bien no llevo a diario la actualizo de vez en cuando.

Ayer escuché...wow. Yo estaba llorando tanto pues estaba comenzando a desacostumbrarme a tus mensajes de buenos días y buenas noches. La voz estaba completamente rota esperando a que todo fuera un sueño y esperando a que volviéramos.

Sin duda me di cuenta de que no estoy igual y de que lo he comenzado a aceptar. He visto que una vida sin ti no es tan complicada y ya no estoy acostumbrada a tus mensajes de noche y de mañana.

¿Los extraño? Sí, aún me queda un poco de nostalgia de cada vez que colgábamos una llamada en la noche y decenas de mensajes tuyos me llegaban llenos de corazones. Sí, aún pienso en aquello y me entra sentimiento pero está bien, todo estará bien.

Algo que me reconozco es que en aquellos audios siempre digo que me amo, que vamos a salir de esta, que somos fuertes y valientes. Que mi yo del pasado, mi yo del presente y mi yo del futuro no son cualquier cosa y que lo han vivido de frente.

Quisiera abrazar a mi yo de hace un mes pues sé que le costó mucho aprender a estar los primeros días sin él y que aquella ruptura no se la esperaba para nada. Quisiera abrazar a mi yo de ayer quien lloró de madrugada cuando leyó aquellos mensajes que tanto le afectaban.

No puedo hacerlo pero puedo abrazar a mi yo de hoy, puedo protegerme y a mis versiones pasadas puedo decirles que estoy orgullosa de que son fuertes y de que no se rinden. Puedo abrazarme hoy a mí misma esperando y aceptando que mis yo de hace unas semanas podrán descansar, podrán aceptar y podrán perdonar.

Porque sí, sigue doliendo pero cada día lloro menos, en efecto algunos otros me dan ataques de ansiedad pero sé que poco a poco lo voy a enfrentar.

Amor...está vez a mí me digo aquello «amor» estoy orgullosa de lo que hemos hecho.

Van a haber más días malos que buenos o posiblemente sea al revés, no lo sé pero sé que podremos con todo eso.

También leí viejos poemas que escribí cuando estaba con él y...wow ¿De verdad no me di cuenta de lo mal que estaba ya?

Realmente si quiero volver pero quiero hacerlo bien, quiero volver solo para dar mi último esfuerzo porque sé en qué fallé pero la realidad es que el futuro es incierto y no sé qué opine de aquí a aquello.

Decir que no tengo miedo sería mentir pues mi versión de ahora lo añora, lo ama y lo adora pero no sé cómo sea mi versión próxima la desconozco y temo lo que pueda llegar a ser. Porque sí, está vez sí quiero cambiar para mí. Quiero mejorar.

Pero el mejorar significa dejar un poco de lo que soy ahora y lo que soy ahora es mi zona de confort, sin embargo, también es mi perdición.

No es que no me quiera sino que dejo que me sobre pasen los demás, que otras personas opinen de mí, les hago más caso a ellos que a lo que pienso. Sé que cambiando tendré que trabajar en eso y me aterra de solo pensar en lo que me queda por lograrlo pero está bien... todo bien estará.

Aunque...

Ya en la noche me he puesto a pensar en el 14 de febrero pasado y no puedo creer que todo se haya complicado.

Ese día mi mamá me mandó un desayuno sorpresa así que fue muy raro recibirlo en la escuela. Cuando te dije que no sabía quién lo había mandado te pusiste celoso pues creíste que había sido...aquel niño.

Ahora lo recuerdo y me causa gracia el pensar en tu cara pues de verdad un susto había sido y te relajaste cuando viste que era mi mamá quien lo mandaba.

Cris...no todo fue malo. Ahora pienso en el próximo diciembre, en el que se supone volveremos a hablarnos, según yo me había convencido de que eran solo unos meses pero de pronto siento que será dentro de mucho tiempo.

Admito que me he agitado...

Tengo miedo... ¿y si llega la fecha y no volvemos? ¿Y si no nos enamoramos de nuevo? ¿Y si nos olvidamos?

Sé que es algo que dirá el tiempo pero dios...siento que se me hará eterno.

En este momento te extraño pero espero con ansias el día de mañana en el que vuelva a animarme de la nada.

Una montaña rusa, eso estoy viviendo. Entre subidas y bajadas a veces siento que vivo y otras veces siento que muero.

Me pregunto cómo pasaré las siguientes festividades...la feria, mi cumpleaños o aquellos otros eventos en donde juntos estábamos.

Ahorita duele, en este momento el nudo en mi garganta crece. Dios, no sé si esperarte realmente ¿Y si tú no lo haces?

Estoy aterrada.

De verdad me ha dado miedo el tiempo que queda hasta aquello.

Cuando nos decimos adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora