Capitulo 4 🌸

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A pesar de la extrañeza que me había provocado la misteriosa carta que encontré frente a mi casa, decidí ignorarla. ¿Qué sentido tenía darle importancia a una pieza de papel sin remitente ni contexto? Seguramente era solo una broma de mal gusto de alguien con demasiado tiempo libre.

En lugar de dejarme consumir por especulaciones sin sentido, decidí enfocarme en algo más positivo: mi cumpleaños. Con el espíritu decidido, subí las escaleras hacia mi habitación, con la intención de planificar una pequeña fiesta para celebrar la ocasión.

Mi habitación estaba bañada por la suave luz del atardecer cuando entré, iluminando los rincones familiares con un resplandor dorado. Me senté en mi escritorio y saqué un cuaderno en blanco, comenzando a hacer una lista de posibles invitados y actividades para la fiesta.

Sin embargo, mientras trazaba nombres en la lista, me di cuenta de algo desalentador: no tenía tantos amigos como pensaba. Emma y Lucas, por supuesto, serían los primeros en la lista, pero aparte de ellos, no había muchas otras personas a las que pudiera invitar.

Un suspiro de frustración escapó de mis labios mientras dejaba caer el bolígrafo sobre el escritorio. ¿Qué tipo de fiesta de cumpleaños era esta si apenas podía llenar una habitación con invitados? Justo cuando empezaba a sentirme desanimada, Emma apareció en mi puerta, con una sonrisa traviesa en los labios.

—¡Amara, tengo una idea genial para tu fiesta de cumpleaños! —exclamó, entrando en mi habitación con una energía contagiosa.

La miré con curiosidad, preguntándome qué plan había ideado esta vez

.—¿Qué idea tienes en mente? —pregunté, con una mezcla de intriga y aprensión.—¿Qué tal si invitamos a más gente? —propuso, con un brillo travieso en los ojos—. ¡Y tengo a la persona perfecta en mente!

Mis cejas se alzaron en sorpresa mientras escuchaba su propuesta. ¿Quién podía ser esa persona "perfecta" que Emma tenía en mente?

—¿A quién tienes en mente? —pregunté, con cierta sospecha en mi voz.

—¡A Arthur! —exclamó Emma, sin darse cuenta de mi repentina tensión—. Sé que terminaron hace un tiempo, pero creo que sería divertido tenerlo aquí. Además, ¿Quién sabe? Tal vez incluso puedan reconciliarse.

El nombre de Arthur resonó en mi mente, trayendo consigo una avalancha de recuerdos y emociones que había estado tratando de dejar atrás. Aunque habíamos terminado en buenos términos, no estaba segura de estar lista para enfrentarme a él de nuevo, especialmente en una fiesta donde debería estar celebrando.

Traté de mantener una sonrisa en mi rostro mientras asentía ante la sugerencia de Emma, pero en lo más profundo de mi corazón, sabía que la idea de invitar a Arthur a mi fiesta de cumpleaños traería consigo un torrente de emociones y preguntas sin respuesta.

Emma y yo continuamos planeando la fiesta con entusiasmo, dejando de lado momentáneamente mis preocupaciones sobre Arthur y el vestido perfecto. Hablamos animadamente sobre la decoración, la música y los juegos que podríamos tener, imaginando una noche llena de risas y recuerdos inolvidables.

—¡Definitivamente necesitamos conseguir un vestido espectacular para la ocasión! —exclamó Emma, con un brillo de emoción en los ojos—. ¿Qué tal si vamos de compras en unas horas?

Asentí con entusiasmo, emocionada ante la perspectiva de encontrar el vestido perfecto para la fiesta. Sin embargo, una sombra de preocupación cruzó mi rostro cuando me di cuenta de que no tenía el dinero suficiente para comprar un vestido nuevo.

—Hmm, creo que necesitaré ver cuánto tengo ahorrado —murmuré, tratando de disimular mi ansiedad ante la idea de no poder permitirme un vestido nuevo.

Antes de que pudiera darle más vueltas al asunto, mi padre apareció en la puerta, interrumpiendo nuestra conversación con una sonrisa en el rostro.

—Chicas, siento interrumpir, pero tengo que salir por un par de horas. No estaré en casa hasta tarde esta noche —anunció, ajustando la corbata con un gesto distraído.

Emma y yo intercambiamos una mirada de sorpresa, luego una sonrisa traviesa se formó en nuestros rostros al comprender la oportunidad que se nos presentaba.

—¡Perfecto! —exclamó Emma, con una risita de emoción—. Eso significa que tendremos la casa para nosotras solas para la fiesta.

Asentí con una sonrisa, sintiendo la emoción burbujeando en mi pecho ante la idea de tener la casa para nosotras solas. Era la oportunidad perfecta para organizar una fiesta inolvidable y dejar que nuestros sueños se hicieran realidad, incluso si solo fuera por una noche.

Luna de brujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora