El tintineo de las campanillas sobre la puerta de la cafetería resonó en mis oídos mientras entraba, seguida de cerca por mis amigos, Emma y Lucas. El cálido aroma del café recién hecho llenó mis sentidos, reconfortándome en medio de la incertidumbre que había empezado a atormentarme desde esta mañana, mañana cumpliré mis 18 años, pero por alguna razón no me siento como si esto fuera algo bueno, quizás sea por la responsabilidad de ser independiente, o porque aun no me siento preparada para ello.
—¿Dónde quieres sentarte, Amara? —preguntó Lucas, echando un vistazo al lugar abarrotado.
Miré alrededor, buscando una mesa que no estuviera demasiado cerca de la ventana. La luna llena todavía estaba presente en el cielo, aunque la noche había dado paso a la luminosidad del día. La sensación de que algo extraordinario estaba a punto de ocurrir se había aferrado a mí desde que desperté esa mañana, y no podía ignorarla.
—Allí está bien —dije señalando una mesa en una esquina apartada del local.
Nos sentamos y pedimos nuestras bebidas habituales al mesero, un joven sonriente con una bandeja en la mano.
—¿Cómo te sientes hoy, Amara? —preguntó Emma, mirándome con preocupación evidente en sus ojos.
—Un poco nerviosa, supongo —respondí, tratando de ocultar mi inquietud detrás de una sonrisa forzada.
La verdad era que algo dentro de mí estaba inquieto, como si una parte de mí estuviera cambiando lentamente, mi padre todo el día de hoy se habia portado extraño conmigo, eso era una de las cosas que me había puesto algo incomoda el día de hoy.
—¿Por qué tan nerviosa? —preguntó Lucas, inclinándose hacia adelante con interés genuino.
Antes de que pudiera responder, el mesero regresó con nuestras bebidas, colocándolas en la mesa con un gesto cortés.
—¿Hay algo más en lo que pueda ayudarles? —preguntó, sus ojos brillando con amabilidad.
Negamos con la cabeza y agradecimos antes de que se retirara, dejándonos a solas de nuevo.
—Es difícil de explicar —empecé, jugueteando con el borde de mi taza— he sentido que algo dentro de mí está cambiando. Como si estuviera despertando de un largo sueño y descubriendo una parte de mí misma que ni siquiera sabía que existía.
Emma y Lucas intercambiaron una mirada, claramente intrigados por mis palabras.
—¿A qué te refieres? —preguntó Emma, su voz llena de curiosidad.
Antes de que pudiera responder, una extraña sensación de familiaridad se apoderó de mí, como si algo en el aire estuviera cambiando. Miré por la ventana y me encontré con la mirada de una mujer mayor que pasaba frente al café. Sus ojos oscuros parecían contener un conocimiento ancestral, como si supiera algo que yo apenas podía comprender.
—¿Qué pasa, Amara? —preguntó Lucas, siguiendo mi mirada hacia la ventana.
Sacudí la cabeza, tratando de deshacerme de la extraña sensación que me había invadido.
—No lo sé —murmuré—. Pero siento que algo grande está a punto de suceder, y no estoy segura de estar lista para ello.
—¿Qué piensas hacer mañana para tu cumpleaños? —preguntó Emma, rompiendo el silencio que había caído sobre nosotros.
Me encogí de hombros, sintiendo la familiar sensación de ansiedad retorcerse en el fondo de mi estómago.
—No lo sé realmente —respondí—. Probablemente solo pasará como cualquier otro día.
Mis amigos intercambiaron una mirada significativa, pero no presionaron más el tema.
Cuando finalmente salimos de la cafetería y nos despedimos, sentí que el peso de la incertidumbre se apoderaba de mí una vez más. La noche estaba tranquila y serena a mi alrededor, pero en lo profundo de mi corazón, sabía que la calma era solo el preludio de la tormenta que se avecinaba en el horizonte.
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Luna de brujas
FantasíaEn "Luna de Brujas", seguimos la vida de Amara, una joven común y corriente que descubre que su destino está entrelazado con el mundo de la magia. Criada por un padre adoptivo y ajena a su verdadera herencia como descendiente de una larga línea de b...