Capitulo 12 🌸

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Mientras me sentaba en clase, perdida en mis propios pensamientos, el recuerdo de mi conversación con Emma seguía resonando en mi mente. Había compartido con ella el extraño incidente con la taza de cristal en la mañana, buscando consuelo y comprensión en mi amiga de confianza.

Sin embargo, la reacción de Emma no fue lo que esperaba. En lugar de ofrecer palabras de aliento o apoyo, ella simplemente se rió, pensando que era algún tipo de broma. Cuando le aseguré que no estaba bromeando, su expresión cambió a una de incredulidad y preocupación.

—Amara, eso es imposible —dijo en tono serio, sus ojos oscuros reflejando la preocupación—. Cosas como esas simplemente no suceden en la vida real. Debe haber sido solo una alucinación, ¿no crees?

Su respuesta me dejó sintiendo un nudo en el estómago, una sensación de incomodidad y confusión que no pude sacudir. ¿Y si Emma tenía razón? ¿Y si todo lo que había experimentado hasta ahora no era más que el producto de mi imaginación?

Traté de concentrarme en la clase, en las palabras del profesor mientras hablaba sobre ecuaciones matemáticas y teoremas complicados, pero mi mente seguía divagando, incapaz de dejar de lado las palabras de Emma.

A medida que la clase avanzaba, me encontré luchando contra una oleada de emociones encontradas. Por un lado, quería creer que lo que había experimentado era real, que había algo más allá de la explicación lógica que podía explicar los extraños sucesos que habían ocurrido en los últimos días. Pero por otro lado, una parte de mí temía lo que eso significaría, temía lo desconocido y lo inexplicable.

El timbre que marcaba el final de la clase me sacó de mis pensamientos, devolviéndome al presente con un sobresalto. Guardé apresuradamente mis libros y me levanté de mi asiento, sintiendo el peso del día pesar sobre mis hombros mientras me dirigía hacia el pasillo abarrotado.

Mientras caminaba entre la multitud de estudiantes, me di cuenta de que aún no tenía respuestas a mis preguntas, que seguía perdida en un mar de incertidumbre y confusión. 

Emma me encontró caminando sola por los pasillos entre las clases, y sin dudarlo, me jaló del brazo con entusiasmo.

—¡Amara, vamos a ver las prácticas de fútbol de la escuela! —exclamó, con una sonrisa traviesa en el rostro.

Su entusiasmo me tomó por sorpresa, y por un momento, no supe cómo reaccionar. ¿Por qué quería ir a ver las prácticas de fútbol? No era algo que normalmente haríamos, y una parte de mí sospechaba que Emma tenía otras intenciones detrás de su sugerencia.

—¿Fútbol? ¿Por qué de repente tienes interés en eso? —pregunté, sintiendo una punzada de sospecha en mi pecho.

Emma me miró con inocencia, aunque había un destello travieso en sus ojos.—Oh, solo pensé que sería divertido ver a los chicos sudar un poco. Además, ¿Quién sabe? Podríamos encontrar algunos admiradores guapos mientras estamos allí —bromeó, con una sonrisa juguetona.

Mi corazón se hundió ante sus palabras. Sabía exactamente lo que estaba pasando. Emma quería que fuera a ver a Arthur entrenar con el equipo de fútbol, y aunque no quería enfrentarme a él de nuevo, sabía que no podía evitarlo por mucho más tiempo.

A regañadientes, accedí a acompañarla, resignada a enfrentar lo que fuera que el destino tuviera reservado para mí. Caminamos juntas hacia el campo de fútbol, encontrando un lugar en las gradas mientras observábamos a los jugadores calentar.

A medida que el equipo comenzó a practicar, me di cuenta de que Lucas también estaba en el equipo. Su presencia solo agregó más tensión al aire, ya que una rivalidad palpable se desarrollaba entre él y Arthur.

Mientras observaba la interacción entre los dos, me di cuenta de que estaba atrapada en medio de algo más grande que yo. Una rivalidad que iba más allá del campo de fútbol, una rivalidad que amenazaba con consumirlos a ambos si no teníamos cuidado.

Luna de brujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora