CAPITULO 18: Lucha Por el mañana

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26 de Marzo

Algeciras, España Hora - 12:34 pm

El cielo sobre Algeciras resonaba con el rugido de motores cuando Andrew y el niño observaban con asombro cómo el ejército llegaba a la ciudad con sus helicópteros y aviones. Las máquinas de guerra parecían gigantes metálicos en comparación con la pequeña figura del niño, y Andrew sabía que su llegada representaba una nueva esperanza en medio de la devastación.

—Mira, pequeño. El ejército está aquí para ayudar. Van a hacer todo lo posible para detener esta amenaza —dijo Andrew, tratando de infundir confianza en el corazón del niño mientras observaban el despliegue militar.

El niño asintió, sus ojos aún llenos de preocupación, pero también de una chispa de esperanza ante la llegada de los soldados.

—¿Crees que puedan detener a esa bestia? —preguntó el niño, con una mezcla de temor y curiosidad en su voz.

Andrew miró hacia el horizonte, donde la nave del Capitán Johan y la Oficial Saiyo se preparaban para otro enfrentamiento con la bestia Nijilang. Sabía que la batalla que se avecinaba sería difícil, pero también tenía fe en el coraje y la determinación de sus compañeros de armas.

—Creo que tienen una buena oportunidad, pequeño. El Capitán Johan y su equipo son valientes y están bien entrenados. Harán todo lo posible para protegernos a todos —respondió Andrew, con convicción en su voz.

Mientras tanto, en la nave del Capitán Johan y la Oficial Saiyo, el ambiente estaba lleno de tensión y determinación. Los motores rugían mientras la nave se elevaba hacia el cielo, lista para enfrentar una vez más a la bestia que amenazaba la ciudad.

—Prepárense para el ataque. No podemos permitir que esa bestia cause más daño —ordenó el Capitán Johan, su voz llena de autoridad y determinación.

Saiyo asintió, ajustando los controles de la nave con habilidad y concentración.

—Estamos listos, Capitán. Vamos a darle todo lo que tenemos. Mataremos a esa bestia—dijo Saiyo, con una mirada determinada en sus ojos.

Con el rugido de los motores de la nave resonando en sus oídos, el Capitán Johan y su equipo se dirigieron hacia la bestia Nijilang, listos para enfrentarla una vez más en una batalla que determinaría el destino de la ciudad y de todos sus habitantes.

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El sonido ensordecedor de los disparos resonaba a través del cielo mientras la bestia Nijilang disparaba rayos desde su cresta, haciendo que los edificios temblaran y se desmoronaran frente a la furia de su ataque. El diluvio continuaba cayendo con fuerza, añadiendo un aura de desesperación al caos que reinaba en las calles de Algeciras.

El niño, con lágrimas en los ojos, observaba impotente cómo un edificio se derrumbaba frente a él, revelando la devastación que había dejado a su paso. Entonces, vio algo que lo paralizó de terror: a su padre, atrapado bajo los escombros, llamando desesperadamente por ayuda.

Andrew notó el horror en los ojos del niño y comprendió de inmediato lo que estaba pasando. Sin dudarlo, se acercó al niño y colocó una mano reconfortante en su hombro.

—Quédate aquí, pequeño. Voy a ayudar a tu papá —dijo Andrew, con determinación en su voz a pesar del dolor que sentía por sus propias heridas.

El niño asintió, sus ojos llenos de miedo pero también de confianza en el soldado que había estado a su lado en esos momentos difíciles. Andrew se acercó al lugar donde yacía el padre del niño, luchando contra el dolor en su propio cuerpo mientras levantaba los escombros con todas sus fuerzas.

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