CAPITULO 11: Fausto

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20 de Enero

Sur de Valencia, España / Hora - 1: 04 pm

La unidad B, continúa observando la fábrica hasta que un ruido de tubos de metal cayendo al suelo, lo cual los llama la atención. Luego un sismo se produce y la bestia sale del suelo provocando que las piedras salgan por el aire.

 Andrew y Anna disparan con sus rifles para luego retroceder, la bestia saca tentáculos desde su espalda y las extiende. Himeya corre hacia la otra fábrica y justo ve a la niña con un perro en sus brazos. El joven se detiene y trata de volver a la salida, pero el tentáculo agarra de las piernas y lo hace caer.

Luego tira una bala congelante en el tentáculo, para después disparar con su rifle para destruirlo. Anna intenta disparar el otro tentáculo, pero falla. Ambos reciben una embestida del tentáculo y la bestia vuelve bajo tierra.

—¡Esa bestia se parece una cucaracha! ¡Que terror! —expreso Andrew.

—¡Maldición! —maldice Anna levantándose del suelo—. Sin poder detectar la señal de la bestia bajo tierra, es imposible acercarse con el tiro congelante.

—Entonces, ¿qué sugieres hacer?

—La próxima vez que lo vea, le disparare con las balas Napalm. Son peligrosas, pero debo usarla como última alternativa.

—Espera un momento, Anna.

—¿Que dices?

—He visto a la niña. Si usas balas Napalm, ella podría salir herida —confeso Andrew.

—¿Donde la viste?

Andrew respiraba agitado mientras señalaba hacia la dirección por la que había visto a la niña y su perro. El lleva a Anna en la entrada de la fábrica, pero no logran ver a la niña en el lugar.

—¿No lo habrás imaginado debido al shock que sufriste? —pregunto Anna.

—De ninguna manera. Estaba sosteniendo un perrito. Iré a buscarla

—¡Espera! Si vas solo, serás víctima de la bestia.

—No lo sé, pero no podemos perder más tiempo. Debemos seguir buscando y encontrarla antes de que sea demasiado tarde —dijo Andrew  mientras se preparaba para continuar la búsqueda.

—¿Dónde puede haber ido? Debería estar aquí —murmuró Anna, su voz llena de preocupación mientras buscaba con la mirada a su alrededor.

Andrew y Anna intercambiaron miradas determinadas antes de tomar la decisión de dividirse para cubrir más terreno en su búsqueda de la niña desaparecida.

—Está bien, yo revisaré la fábrica y tú busca en el bosque.  ¿entendido? —propuso Andrew, su voz firme mientras ajustaba su equipo.

—Entendido. Pero ten cuidado, Andrew. No sabemos qué peligros pueden acechar en este lugar —respondió Anna, con una expresión preocupada pero decidida en su rostro.

Ambos se separaron, adentrándose en diferentes direcciones mientras continuaban su búsqueda. Andrew avanzaba con cautela por los pasillos oscuros y polvorientos de la fábrica abandonada, su linterna iluminando su camino mientras buscaba cualquier rastro de la niña.

—Niña, ¿estás ahí? ¡Responde si puedes escucharme! —llamaba Andrew, su voz resonando en el silencio de la fábrica mientras exploraba cada rincón en busca de alguna señal.

El suelo temblaba bajo los pies de Andrew mientras la bestia se movía bajo tierra, creando grietas amenazantes en su paso. Con su rifle en mano, Andrew apuntó hacia las grietas, preparado para enfrentar cualquier amenaza que emergiera.

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