IV

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La oscuridad de la noche estaba en Orario, las estrellas resplandecian sobre el cielo iluminando el mundo con su brillo, las calles serenas y animadas de la ciudad calabozo resonaban por los aventureros que cantaban y vitoreaban, era una noche perfecta para salir, beber y celebrar

Pero ese no era el caso de Bell Cranel qué con un rostro serio caminaba sin vacilacion por las oscuras calles de Orario, el unico sonido qué se lograba emitir era el de las pisadas de sus botas blindadas y los cantos de algunos grillos... Su rumbo aunque desconocido era demasiado certero pues había llegado a la Finca de la familia Soma

Un conjunto de residencias rodeaba una gran mansión en su totalidad, el bullicio de la finca era incesante... Pues los hijos del Dios del Vino suplicaban por beber de su deliciosa creación, las puertas de la mansión eran custodiadas por guardias que evitaba qué la multitud entrará en la residencia

El peliblanco simplemente camino por la finca sin ninguna molestia, sus pisadas habían dejado de escucharse, ahora vistiendo un conjunto de armadura platea acompañada de una capucha negra que recubria su rostro en un negro total... La vestimenta de las asesinas del Semidios Godwyn lo ayudaba a camuflarse en esta fría noche

Finalmente el albino encontró lo que quería... Una entrada descuidada, entrando por una ventana del segundo piso, el joven Elden Lord se infiltro en la residencia del Dios del Vino

Con silencio y discreción, el asesino recorría los silenciosos pasillos de la mansión, las habitaciones parecían estar completamente vacías, parecía ser que Soma vivía completamente aislado del resto de su familia, almacenes repletos de alcohol y un calabozo en el sótano el cual estaba vacio

Al final decidió dirigirse a su punto de interés, el albino recorrió los pasillos con el mayor sigilo posible, usando la oscuridad como su guía había logrado llegar a su destino... Al abrir un par de puertas dobles lo pudo ver, un hombre de apariencia descuidada, cabello largo y desordenado de color negro y una bata blanca qué cubría su cuerpo palido

El Dios del Vino Soma se encontraba indiferente meneando un nuevo vino que estaba trabajando, la deidad ni siquiera se molesto en ver quien había entrado, solo continuó meneando el vino mientras su fragancia embriagadora fastidiaba el olfato del albino

–Vaya apariencia que tienes, señor Dios del Vino...- dijo el albino ocultando su verdadera voz mientras ocultaba su rostro en las sombras

Ante las palabras del guerrero, el Dios ni siquiera le dirigió la mirada, solo continuo con lo suyo

–Vaya tragedia de Dios, tus hijos se matan entre ellos y tu solo los observas con indiferencia, ¿Acaso tu vida inmortal aborrece incluso a tus propios hijos?- las palabras del Tiznado no hicieron ningún efecto con el hombre que simplemente continuaba en trance

–Dioses como tu me enferman, tu indiferencia y tu ineptitud han atormentado a muchas personas, dime... ¿Mínimo recuerdas el nombre de Liliruca Arde?... Deberías recordarlo, después de todo es una de tus hijas- el Dios finalmente había dejado de batir el líquido y giro su cabeza solo para ver una armadura plateada acompañada de un rostro cubierto en las sombras

–¿Liliruca Arde... Otra de mis hijas adictas a mi vino? , lo siento... Pero no puedo hacer nada por ella, yo jamás los obligue a beber mi trabajo, es solo la codicia de los mortales lo que los hace adictos... Me juzgas pero no conoces mi situación, la gente que está afuera de esta casa... Yo no les suplique que vinieran, ellos solo buscan mi vino... No les importa nada más- el Dios había dejado de lado su trabajo y decidió encarar aquella sombra encapuchada

–Y tu como su divinidad solo los ves con decepción, lo único que veo es mediocridad, ellos son tus hijos... Tu eres su Dios y eres incapaz de mantener orden, de verdad que eres patético- las palabras del albino calaron en el ser de Soma qué alzó su mirada, sus ojos negros con grandes ojeras vieron aquella figura encapuchada

Un Tiznado En El CalabozoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora