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Los gritos de la película hacían demasiado ruido. Fuertes gritos agonizantes. Lo peor era que ni siquiera le hacían algo fuerte a la protagonista. Los vecinos fácilmente pensarían que en esa casa estaban matando a alguien.
— ¿Por qué siempre escoges películas así? — preguntó la castaña, girando la cabeza para ver a su novio. — Deberías poner algo... no sé, ¿más romántico?
El contrario soltó una risa seca, volteando también a verla. — ¿Qué carajos querías que pusiera, Dafnne? ¿Películas de princesas? Eso es ridículo.
— Tú eres ridículo, pero yo también... ¿cómo le pido a un hombre que ponga algo romántico? — escupió la fémina poniendo los ojos en blanco.
Un joven con el cabello alborotado se puso al frente de la pareja, tapándoles la visibilidad hacia la pantalla, impidiéndoles ver la película.
— Ustedes solo viven peleando. Parecen perro y gato. — comentó Bill; el hermano de Tom, de brazos cruzados.
— Tú cállate. — soltó la pareja al unísono. Ambos tenían el ceño fruncido.
El gemelo rodó los ojos y se lanzó en el sofá, quedando en medio de ellos. Mientras, disimuladamente, trataba de separar cualquier contacto que llegaran a tener la chica y su hermano.
— ¿Qué miran?
— Una película, dah. — respondió Dafnne con obviedad.
— "Dah". — fue imitada por Bill. — Ya sé que es una película, boba. Me refiero a qué género pertenece dicha filmación.
— Miedo. Terror. Algo escogido por Tom, claro está. — Tom chistó ante el comentario de su novia.
En las últimas semanas, su relación no iba muy bien que digamos, por lo que empezaron a pasar más tiempo juntos para ver si esa 'chispa' volvía.
El celular de Tom sonó. Éste lo sacó de su bolsillo y miró quién era. Rápidamente volvió a guardarlo, llamando la atención de los dos contrarios, quienes lo miraron con una ceja elevada.
Tom se puso de pie y sin decir nada, se retiró de la sala, yendo a la cocina para contestar la llamada.
— Es una chica, ¿no? — dijo Dafnne en voz baja.
Bill volteó a verla.
— No, obvio no. — mintió. Él sabía perfectamente que sí era una chica, otra de las conquistas de su hermano, pero no le gustaba ver a Dafnne llorar, quien siempre lo hacía al saber de esas chicas. — Debe ser Georg o... de pronto es Gustav.
