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A la mañana siguiente, Dafnne estaba por irse a bañar, pero ahora estaba sentada en su cama, chateando con Tom.
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Dafnne puso los ojos en blanco y cuando estaba a punto de apagar el celular e irse a duchar, recibió otra notificación, pero esta vez de alguien más.
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Dafnne sonrió y apagó su celular para después ir al baño y ducharse.
Sus sentimientos hacia Tom se marchitaban, el desinterés del chico la hacía sentir que esa conexión especial que hubo en un principio se esfumó, lo que hacía sentir esa relación muy vacía.
En cambio; cada vez que estaba cerca de Bill, su corazón se aceleraba y sentía esas típicas cosquillitas en el estómago. Sus sentimientos hacia Bill, por el contrario con los de Tom, florecían. Bill era ese chico dulce, atento, cariñoso, respetuoso (menos cuando agarra confianza) que cualquier chica quisiera conocer.
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Bill estaba en su cuarto, específicamente en el baño, dándose una ducha. Cuando en eso, Gustav entró al cuarto. Al escuchar la regadera, supo dónde estaba Bill.
— ¡Oye, Bill! ¿Me mandas las fotos que nos tomamos el otro día?
— ¡Sí! ¡Mándalas tú, mi celular está en la cama!
Gustav asintió, se acercó a la cama y cogió el celular. Al tener el permiso de su amigo, se metió en las fotos para seleccionar las fotos que se mandaría a sí mismo.
