Capítulo 2

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Los tres presentes habían terminado de cenar

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Los tres presentes habían terminado de cenar. Ahora conversaban sin pararse del comedor; hablaban de la universidad, de los amores, de muchas cosas. Llegaron al tema de Tom, del porqué él no estaba ahí. Dafnne y Bill se miraron y luego miraron a Martha; madre de Dafnne.

— Tom no está porque... — Bill tartamudeó un poco. No sabía qué decir y tampoco quería que Martha tuviera una mala imagen de Tom, aunque esa mala imagen era la real.

— Tom no está aquí porque está con los chicos. — completó Dafnne con seriedad. Ella misma sabía que eso no era cierto, pero pensaba lo mismo que Bill.

— Entiendo... ¿Quieren postre? — Martha cambió de tema al notar la incomodidad de los adolescentes.

Ellos asintieron y la mayor se puso de pie, yendo a la cocina por el postre.

— ¿Por qué no le dijiste la verdad? Tú misma sabes que él no está con los chicos.

Dafnne cerró los ojos unos segundos y luego miró a su amigo. — Hace un rato me prometiste que estaba con ellos.

Bill guardó silencio al recordarlo, ahora se había contradicho a sí mismo.

— Tú también me mientes. — Dafnne alejó el plato y se puso de pie, dirigiéndose a su cuarto.

— ¡Dafny! — Bill estaba por levantarse de la silla, pero en eso llegó Martha.

— ¿Dónde está Dafnne? — inquirió la señora, notando la ausencia de su hija.

— Se... se sentía mal y subió.

— Oh... Bueno, le llevaré el postre al cuarto. — Martha dejó el flan sobre la mesa y partió tres pedazos. Cogió uno de los platos y sirvió un pedazo de flan, luego se lo dio a Bill.

Éste lo tomó y cogió la cuchara para empezar a comerlo. Martha repitió la misma acción con el plato de su hija y cuando estaba por subir, Bill la habló.

— ¿Puedo llevárselo yo? — Martha asintió y le dio el pequeño plato con flan. Bill lo cogió y empezó a subir las escaleras.

Tocó la puerta del cuarto, pero obviamente ésta no fue abierta. Bill le dijo que le traía el flan y la puerta se abrió, pero no completamente, solamente se extendía la mano de Dafnne, esperando que Bill le diera el plato.

En lugar de eso, Bill tomó la mano de la chica, apretándola.

— ¿Me dejas explicarte?

— No. Dame mi flan y vete.

— Dafny... Por favor...

— ¿Puedes irte, por favor? — remarcó las dos últimas palabras.

Bill puso el plato en la mano de la castaña y ésta metió su mano, cerrando la puerta. El pelinegro bajó las escaleras y vio a Martha comiendo su flan.

𝘀𝘁𝗲𝗮𝗹 𝗮 𝗸𝗶𝘀𝘀 𝗳𝗿𝗼𝗺 𝘆𝗼𝘂 ٭ bill kaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora