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Dafnne y Bill se encontraban en el departamento de los chicos. Ambos estaban solos en el cuarto de Bill. Tom, Georg y Gustav habían salido y Bill prefirió quedarse para estar con Dafnne.
Ambos se besaban, Dafnne ya no tenía su blusa y estaba en brassier. Bill acariciaba la cintura de la chica lentamente.
— Bill — soltó ella al separarse del beso, tenía sus manos en las mejillas del chico. — ¿Y si vienen los chicos?
— No vendrán, Daf — volvió a besarla, pero ella se separó nuevamente.
— ¿Seguro? No me gustaría que Tom nos vea.
— Sí, no vendrán, ya te dije. — sonrió y soltó una risilla nasal a la vez para después continuar con el beso.
Ella dudosa le siguió el beso. Bill se despegó de sus labios y bajó los besos al cuello de ella, mordisqueaba de vez en cuando. El chico metió su mano por debajo de la falda de ella, acariciando su muslo y al llegar a su entrepierna, la acarició con sus dedos por encima de las bragas.
— Bill... — jadeaba ella al sentir los dedos del chico en su intimidad, mientras soltaba suspiros de placer.
— Shh... — siseó. — Silencio. — apartó ligeramente las bragas y metió un dedo en la vagina de la chica.
Dafnne soltó un jadeo al sentirlo, el chico empezó a arquear su dedo dentro de ella, en un momento, Bill metió otro dedo, sumando más placer para ella. Con su pulgar hacía círculos en el clitoris de ella, quien gemía y el nombre del chico era el protagonista de ellos.
— Billy, ya. — musitó ella agitada. — Para ya...
— No, mi princesa, no hasta que te vengas — aceleró sus movimientos con sus dedos y entraba más profundo.
Luego de unos minutos, Bill logró su objetivo. Dafnne soltó un pequeño gemido al venirse en los dedos del chico. Éste siguió sin importarle eso, empezó a besar los senos de la chica por encima del brassier. Ambos estaban tan concentrados en el momento que no sintieron que abrieron la puerta.
— Bill, ya vin... — el intruso se calló y abrió los ojos sorprendido, viendo la escena.
Bill se distanció del pecho de la chica y la miró al rostro, ella miraba a la puerta viendo al chico ahí. El chico sacó los dedos de la intimidad de su mejor amiga y volteó a la puerta.
— Lo si-siento. — Gustav cerró nuevamente la puerta y se fue.
Dafnne rápidamente se alejó de Bill y acomodó su falda.
— Ponte la blusa. — dijo éste dirigiéndose al baño para lavar sus manos, luego se puso su camiseta y miró a Dafnne. — Iré a hablar con él, quédate acá, ¿okey?
— Bill, le dirá a Tom, ¿cierto? — ella sonaba preocupada.
— No le dirá, linda, Gustav no es así. Hablaré con él. No le dirá a Tom, te lo prometo. — dijo para después salir del cuarto camino a la sala.
