SHADOW

Capítulo 12: Muerte

Minari y Dashie estaban recostados en la cama, se encontraban en silencio, hasta que Dashie lo interrumpe.

—¿Por qué me llamaste Aleksander? —preguntó mientras la miraba con curiosidad.

Minari permaneció en silencio por unos minutos. —¿Debo serte sincera, verdad? —preguntó.

—Por supuesto. —dijo Dashie con una sonrisa.

—Hace mucho tiempo, incluso antes de conocerte, conocí a alguien llamado Aleksander Lombardi. —lo miró. —Estaba borracha... Fuimos a su casa y nos acostamos, pero, no éramos conscientes de lo que hacíamos. Me enamoré a primera vista de él, incluso después de esa noche, seguía pensando en él, pero...  No tenía como comunicarme con él. —ella se sentó. —Pero luego te conocí. Eras idéntico a él y mi corazón no pudo evitarlo, estuve contigo, quería casarme contigo.

—¿Por eso estabas tan emocionada cuando me conociste? —dijo Dashie indignado.

—Dashie... Yo me enamoré de tí, meses después. 

—Solo estabas conmigo porque me parecía a tu aventura de una noche... Vete Minari. —dijo mientras se ponía de pie y le daba su ropa. 

—Dashie... 

—Vete... Rápido. —interrumpió él.

Minari se fue con su corazón entre las manos. No pensaba que lo tomaría tan mal. Pero en sus adentros, sabía que en parte era por culpa de Sofía, si ella no hubiera tratado de escapar no tendría que haber hablado con él. 

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Al llegar a la mansión Di Marco, Minari corrió hacia la habitación de Sofía, sin embargo, la vio en el comedor con la familia Di Marco. 

—Sofía. —gritó Minari con odio. Todos se pusieron de pie, pues, se asustaron de la situación.

—¿Qué pasa Minari? —preguntó Brad. —¿Estás bien? —Sofía solo la miró fijamente, no dijo nada.

—¿POR QUÉ TRATABAS DE ESCAPAR? —dijo Minari, haciendo que Leah y el resto de la familia mirara fijamente a Sofía.

—¿De qué hablas Minari? —dijo Sofía asustada. 

—¿Escapar de qué? —preguntó Lucas.

Minari estaba a punto de hablar de nuevo, pero, Brad la sostuvo por el hombro y se fue con ella.

—Seguro está borracha. —dijo el Arnold Di Marco, el papá de Brad, Lucas y Leah.

—Sí... —culminó Sofía. Un poco más relajada se sentó en la silla de nuevo.

—Señorita Sofía. —dijo una señora del servicio. —La llaman. 

—¿A mí? ¿Quién? —preguntó asustada.

—Desde la estación de policía. —hizo una pausa y respiró profundamente. —dicen que su amiga Melissa falleció y la necesitan para la investigación.

Sofía sintió un nudo en el estómago al escuchar esas palabras. Sus manos temblaban mientras trataba de procesar la noticia. Melissa, su amiga desde la infancia, ¿cómo podía ser posible que hubiera fallecido? Una sensación de vacío la invadió, seguida de un profundo dolor.

—¿Qué pasó? —preguntó con voz entrecortada, apenas capaz de articular las palabras.

La señora del servicio parecía tan desconcertada como ella.

—No tengo más información, señorita. Solo me dijeron que vaya lo más pronto posible.

Sofía asintió, tratando de mantener la compostura. Se levantó con pasos vacilantes, sintiendo que el mundo se desmoronaba a su alrededor. La imagen de Melissa, siempre alegre y vibrante, se le venía a la mente. No podía aceptar que ya no estuviera.