Capítulo 16: Secretos

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Después de un tiempo que pareció una eternidad, la tensión en el hospital comenzó a disiparse lentamente. Sofía, con una mezcla de alivio y preocupación, se acercó a Brad, quien aún parecía perdido en sus pensamientos.

—Brad, necesito entender... ¿Quién es Youl exactamente? ¿Por qué vino por mí a Colombia? —preguntó Sofía, buscando claridad en medio del caos.

Brad miró a Sofía, sus ojos reflejando una tristeza profunda.

—Youl es más que un amigo, es como un hermano para mí. Nos conocemos desde que éramos bebés. Nuestras familias siempre han estado entrelazadas en los negocios... Cuando ocurrió el accidente, yo no podía dejar a Lucas y Leah. Youl estaba conmigo en una reunión y se ofreció a ir por ti. No podía confiar en nadie más para traerte de vuelta a casa.

Sofía asintió, no estaba segura el porqué Brad estaba seguro de que su hogar estaba en Roma.

—Aquí no está mi casa Brad. —dijo mirando hacia la puerta de cuidados intensivos.

—Aún no, pero...—hizo una pausa y la miró fijamente. —Pronto te casarás con Lucas y tendrás tu familia.

—No tendré una familia Brad. Nuestro matrimonio no es por amor. —dijo con un tono de ironía y antes de que Brad pudiera responder se fue a sentar en las sillas del pasillo.

-

Más tarde, después de intentar sin éxito convencer a Brad de que fuera a descansar, Sofía, Elza, Arnold y Youl decidieron regresar a casa. La atmósfera era sombría, pero había una determinación silenciosa entre ellos.

En casa, mientras Elza y Arnold se retiraban a descansar, Sofía encontró un momento para hablar a solas con Youl.

—Youl, cuéntame más sobre ti. ¿Cómo es que tú y Brad son tan cercanos? —preguntó, buscando entender mejor al hombre que había mostrado tanta devoción por la familia Di Marco.

Youl se tomó un momento antes de responder, su mirada perdida en recuerdos lejanos.

—Nuestras familias han compartido negocios desde hace generaciones. Pero Brad y yo... crecimos juntos, enfrentamos los mismos peligros, las mismas presiones. Él es la única persona en este mundo que realmente me conoce —explicó con una voz llena de emoción contenida—. Y cuando supe que necesitabas ayuda, no lo pensé dos veces. Para mí, la familia de Brad es mi familia.

Sofía asintió, tocada por la sinceridad de Youl. Antes de que pudieran continuar la conversación, André llegó a la casa. Sofía le había pedido que viniera para ayudarla a elegir la ropa adecuada para Brad, esperando que un gesto tan simple pudiera traer algo de normalidad a la situación.

—Hola Chofi. —dijo André.

—Hola. —respondió Sofía feliz. — Mira, te presento a Youl, amigo de la familia Di Marco.

Al ver a André, Youl no pudo evitar sentir una atracción inmediata. Su coqueteo fue sutil al principio, pero pronto se hizo evidente que había una química especial entre ellos.

—¿Quieren comer algo? —preguntó Youl con una sonrisa encantadora. —Una copa de vino ¿Tal vez? Para disipar la preocupación.

—Me encantaría. —dijo André mientras jugueteaba con sus dedos en un acto de nervios.

—Yo paso chicos. Voy a empacar la ropa de Brad para llevarla mañana. —dijo Sofía sonriendo levemente.

—Mejor para nosotros. —dijo André en modo de broma. 

Después de unas cuantas copas, un André y un Youl totalmente ebrios estaban charlando en la cocina de la casa.

—...Te juro que fue muy chistoso cuando lo besé y quedó en shock. —dijo André entre risas, culminando su historia.

—Seguramente es por lo bien que debes besar. —Agregó Youl serio.

—¿Por qué no lo compruebas tú mismo? —dijo André, acercándose un paso hacia Youl.

Youl, tomado por sorpresa, pero claramente tentado por la propuesta, no se hizo de rogar. Con una confianza que rozaba la audacia, cerró la distancia entre ellos y capturó los labios de André en un beso.

El beso, impulsivo y cargado de la electricidad del momento, fue el preludio de lo que vendría después. Sin una palabra más, se tomaron de la mano y se dirigieron hacia la habitación de invitados, dejando atrás la cocina y sus inhibiciones.

La puerta de la habitación se cerró tras ellos.

-

La luz del amanecer apenas comenzaba a filtrarse por las ventanas cuando Sofía se despertó sobresaltada por los gritos que resonaban en la sala. Confundida y desorientada, tardó unos segundos en darse cuenta de que había pasado la noche en el cuarto de Brad, un lugar que nunca había pensado que sería su refugio.

Se levantó precipitadamente, el corazón latiéndole con fuerza, y corrió escaleras abajo. Al llegar a la sala, la escena que se desplegó ante sus ojos la dejó helada: Kevin, el novio de André, sostenía un arma apuntando directamente a Youl, cuyo rostro reflejaba una calma que contrastaba con la tensión del momento.

—¡Kevin, por favor, cálmate! —exclamó Sofía, interponiéndose entre ellos.

Las palabras parecían no llegar a Kevin, cuya mirada estaba fija en Youl, pero Sofía no se dio por vencida. Con voz firme y pausada, continuó hablando, intentando desactivar la situación volátil.

—Kevin, esto no resolverá nada. Vamos al jardín y hablemos con calma —insistió Sofía, su mano extendida en un gesto de paz tomaba el arma con cautela y la bajaba lentamente.

Después de lo que pareció una eternidad, Kevin soltó el arma y se la entregó a Sofía, y juntos se dirigieron al jardín, donde el aire fresco de la mañana parecía ofrecer un nuevo comienzo.

Una vez fuera, Sofía se dirigió a Kevin con una mezcla de comprensión y firmeza.

—Kevin, entiendo que estés herido y enojado, pero esta no es la forma. Esta casa no es de ninguno de nosotros cuatro, y lo que pasó... fue un error. Si Arnold o, peor aún, Brad hubieran estado aquí, podrían haberte matado, Kevin. —dijo, su voz cargada de sinceridad.

—¿Cómo podría quedarme tranquilo sabiendo que mi novio se estaba cogiendo a alguien aquí?

—Kevin... —Sofía puso su mano encima de la de él. —¿Darías tu vida por una pelea? Después puedes hablar con André con tranquilidad. Hoy... No es el momento.

Kevin, con los hombros caídos y la ira disipándose, asintió en silencio. Se despidió de Sofía con un gesto de agradecimiento y le prometió que hablaría con André para resolver las cosas de manera adecuada.

Mientras Kevin se alejaba, Sofía se quedó sola en el jardín.

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