Capítulo 19: Fin de una historia

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La mansión Di Marco, con sus luces cálidas y su ambiente acogedor, se había convertido en el escenario de una noche que prometía ser memorable. Sofía, con una botella de vino cuidadosamente seleccionada, fue recibida por Arnold y Elza, cuyos rostros irradiaban una felicidad genuina al verla.

—Buenas noches. Aquí tienen. —decía Sofía antes de entregarles un vino en sus manos. —No es la más cara, pero la escogí pensando en ustedes.

—Lo que cuenta es la intención, y sabemos que viene del corazón. —respondió Elza recibiendo la botella. —Gracias, Sofía. Pasa.

Al ingresar al comedor de la mansión, Sofía saludó a Leah con un beso en la mejilla y sonrió en dirección a Brad, antes de sentarse al lado de Lucas.

—Estás preciosa. —dijo Lucas mirando el vestido rojo que llevaba. —¿Pronto serás mi esposa?

—E-Eso espero. —culminó Sofía entre nervios.

Minutos después, la cena estaba servida, y los aromas de los platos preparados con esmero se elevaban en el aire, prometiendo una velada llena de conversaciones y risas.

—Te estábamos esperando por aquí Sofía. —dijo Arnold mientras tomaba un poco de vino de su copa.

—¡Sí, Sofí! —dijo Leah con la boca llena. —Pronto será mi graduación, tienes que ir. 

—Claro que sí, Leah, me encantaría. ¿Ya sabes que vas a estudiar?

—Aún no...

Sofía estaba a punto de responder, pero justo en ese momento, una mujer con un bebé en brazos irrumpió en la sala, su presencia hacía un contraste abrupto con la tranquilidad previa.

—Lucas... —dijo una mujer desconocida. —Necesito hablar contigo. Es importante.

— Ahora no es el momento, estamos a punto de celebrar un compromiso. —inquirió Arnold con una voz llena de molestia.

—No pueden seguir adelante con esto. Lucas tiene una hija conmigo, y no voy a permitir que se case con otra persona —interrumpió la mujer con una determinación que no admitía réplica.

Un silencio incómodo se apoderó de la sala. Lucas se levantó, su expresión una mezcla de sorpresa y confusión.

—¿Flor? ¿Cómo has llegado hasta aquí? —preguntó Lucas, sorprendido.

Arnold, con la autoridad que le caracterizaba, se puso de pie y enfrentó la situación con una pregunta directa.

—¿La conoces? ¿Es cierto lo que dice? —interrogó Arnold, mirando a Lucas.

—Sí, Florencia y yo estuvimos juntos, pero... no tenía idea de que tuviéramos una hija —respondió Lucas con una voz que denotaba su incertidumbre.

La tensión en la habitación creció cuando Arnold, superado por la emoción y la sorpresa, le dio una cachetada a Lucas que resonó como un trueno. 

—¿Papá? —dijo Leah antes de ponerse en el medio de ambos.

Sofía, sintiéndose como una intrusa en un drama familiar demasiado íntimo y doloroso, se retiró del comedor sin decir palabra. Se refugió en el jardín de la mansión. La frescura de la noche y el aroma de las flores nocturnas le ofrecían un consuelo que no encontraba dentro de las paredes de la casa. Mientras luchaba por procesar la situación, escuchó pasos detrás de ella.

—Sofía, ¿puedo hablar contigo? —La voz de Brad rompió el silencio.

Ella se giró para encontrarlo parado allí, una sombra contra el resplandor de las luces de la mansión.

—Brad, esto es... demasiado. No sé qué decir —confesó Sofía, su voz temblorosa.

—Nadie esperaba esto. Lucas está tan sorprendido como todos nosotros —dijo Brad, acercándose a ella.

—Pero, ¿y el matrimonio? ¿Qué significa esto para el compromiso? —preguntó Sofía, buscando en los ojos de Brad alguna certeza.

—No lo sé, Sofía. Pero lo que sí sé es que no puedo permitir que no te cases con mi familia... Así no sea con Lucas —respondió Brad, tomando sus manos entre las suyas.

En ese momento, una figura se acercó desde la oscuridad del jardín. Era Arnold, con una expresión grave que presagiaba más noticias.

—Debemos hablar, todos. Hay cosas sobre la familia Di Marco que deben saberse antes de tomar cualquier decisión —dijo Arnold, mirándolos a ambos con seriedad.

-

La sala de la mansión Di Marco se había convertido en un escenario de emociones encontradas. Sofía observaba cómo la familia se reunía, notando la ausencia de Leah y la presencia de Lucas junto a Flor, quien ya no sostenía a la bebé en sus brazos.

—Lamento profundamente esta situación, Sofía —dijo Arnold con un tono solemne—. No esperábamos nada de esto, pero ahora Lucas debe casarse con Flor. La niña es una Di Marco, y no podemos dejarla fuera de nuestra familia.

Sofía, manteniendo la compostura, respondió con una voz que escondía su verdadero temor.

—No hay problema por mi parte. Les deseo lo mejor —dijo, aunque por dentro, el miedo la consumía. Su vida estaba en peligro, y su matrimonio con un Di Marco era la única salvación posible.

Brad intervino con una decisión que parecía emanar de un sentido de protección y urgencia.

—Me casaré con Sofía. Por razones de seguridad, y como ya le había comentado a mi padre, es lo más sensato.

Sofía, aún en estado de shock, no se percató de la magnitud de lo que estaba sucediendo hasta que fue demasiado tarde. Firmó el contrato de matrimonio que le extendieron, pero no era el nombre de Lucas Di Marco el que estaba escrito junto al suyo, sino el de Brad Di Marco.

La firma de Sofía en el documento selló un nuevo destino, uno que la unía a Brad de una manera que nunca había anticipado. La sala quedó en silencio, cada miembro de la familia procesando las consecuencias de este giro inesperado.


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