Capítulo 13: Sorpresa

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ROMA, ITALIA. 15:00 h.


—¿ENTONCES HIJO DE PUTA? —gritaba Brad a aquel hombre que se encontraba en el suelo mientras su sangre corría por su propio cuerpo, después de los golpes que le habían propinado. —¿CUÁNTO TIEMPO TENGO QUE ESPERAR? —dijo mientras se arrodillaba para estar a la altura del hombre.

—Y-ya no más... P-por favor. —decía el extraño frente a él. —Te juro que no vuelvo a hacerlo.  —imploraba.

—Eso quería escuchar. —se levanta. —Aun así...— pauso mientras miraba a su nuevo compañero: Kevin. La mano derecha de su hermano. —No me convence del todo. Ya sabes qué hacer. —dijo a Kevin y se retiró de aquel garaje.

Mientras salía de allí tomaba su teléfono y hacía rápidamente una llamada. —Minari, necesito que hagas lo que te pedí, rápido. —Sin más que decir, colgó la llamada y continuó su camino hacia la oficina.

-

Brad había tenido un día largo, luego de tener que cobrar cuentas con un hombre que estaba infiltrado en su "clan"; tuvo que organizar un montón de cosas en la empresa. Estaba exhausto, no veía la hora de llegar a casa y dormir.

A pesar de su vida "resuelta" seguía preocupado por el contrato de matrimonio entre su hermano y Sofía. No había tenido la oportunidad de hablar con ella sobre eso y creía necesario que lo hiciera rápido, al menos mientras se enamoran. Han estado viéndose desde la perdida de la amiga de Sofía, los padres de ella no pudieron venir a Italia, así que, Lucas estuvo dándole apoyo moral... según él.

Brad seguía pensando hasta que un "ring ring" le interrumpió.

—¿Hola? —responde Brad.

—Hey, hermanito. —dice Lucas desde el otro lado. —¿Recuerdas a Steve?

—Sí... ¿Por qué? —dice Brad mientras busca su reloj entre los papeles en su mesa.

—Abrió un bar muy cerca del centro. Dijo que si podía pedirte que fueras. —

hizo una pausa. —Yo tengo que viajar a España en unas horas, entonces, no podré ir.

—No sé, Luc. Estoy un poco estresado por el trabajo y...

—No, no puedes decir que no, todos tus amigos van, no puedes dejarlos solos. —interrumpe Lucas.

—Luc... ¿Los invitaste? —preguntó Brad.

—Por supuesto, sé que si vas solo te aburrirás, no puedo dejar que mi hermanito mayor se aburra.

—Está bien. Me lo debes. —dice Brad y sin esperar una respuesta, cuelga la llamada.

Horas después, Brad estaba en su auto en camino al dichoso bar. No podía decir que estaba emocionado, pero, podría olvidar sus preocupaciones por unas horas.

-

—Hey, Brad! —lo saluda un rubio.

—Hola... ¿cómo están? —responde antes de saludar a todos con su mano.

—Bien, creíamos que no ibas a venir.

—No puedo dejarlos plantados. ¿O sí?

La conversación terminó ahí, el resto de la noche se la pasaron bailando y buscando chicas, a excepción de Brad, el cual solo disfrutaba la noche, o al menos eso hacía hasta que vio a Sofía Smith en la barra sosteniéndose con dificultad. Brad estaba a punto de ir a ayudarla, pero ella pensó más rápido. Brad solo pudo ver como se acercaba rápidamente y lo besaba con necesidad.

Al principio de aquel beso, Brad no pudo comportarse y continuó con el beso, sin embargo, segundos después recordó quién era y en la situación en la que estaba así que se separó.

—¿Qué crees que haces Sofía?

—¿No te gustó? —respondió ella visiblemente ebria.

—Sí. Digo, no. Estás borracha. —respondió entre balbuceos.

Después de muchos intentos, Brad logró convencerla de llevarla a su casa.

-

Brad la ayudó a salir del auto y la llevó hasta la puerta de la mansión. La ama de llaves los miró con una ceja levantada mientras Sofía estaba en los brazos de Brad.

—¿Qué pasó? —preguntó la ama de llaves.

Brad suspiró. —Solo se vomitó. No pasó nada más. Cámbiala.

—Si señor. —dijo antes de correr a la habitación de Sofía para tomar la ropa necesaria. No obstante, Brad lo impidió. 

—Déjala en ropa interior. —Manifestó con una sonrisa en su rostro.

Brad la recostó suavemente en la cama y minutos después de que la ama de llaves la cubriera con una manta, se despidió con un simple: 
—Buenas noches, Sofía.

Él salió de la habitación y cerró la puerta detrás de él. Se dirigió a la habitación de invitados, donde pasaría la noche. 

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Sofía despertó en la habitación desconcertada. La luz del sol se filtraba por las cortinas, y su mente estaba nublada por los recuerdos borrosos de la noche anterior. Se sentó en la cama, sintiendo una migraña. Pasaron unos minutos hasta que se dio cuenta de que estaba en ropa interior.

¿Había pasado algo con Brad? ¿Habían tenido sexo y no recordaba? La idea la hizo sentir vergüenza, miró a su alrededor en busca de señales. Pero la habitación estaba tranquila y ordenada, sin rastro de ropa desgarrada ni sábanas revueltas.

Justo cuando comenzaba a entrar en pánico, la puerta del baño se abrió lentamente. Un Brad despreocupado entró, tenía el pelo húmedo y las gotas de agua se deslizaban por su piel, cayendo en la toalla atada en su cintura, Brad tenía una sonrisa traviesa en su rostro. Sofía se aferró a las sábanas, sintiéndose vulnerable y confundida.

—¿Qué... qué pasó anoche? —susurró, sin atreverse, a mirarlo a los ojos.

—¿No te acuerdas? Creí haber sido memorable. —dijo mientras pasaba al lado de la cama para entrar al armario que estaba en la puerta junto a la misma.

—No hicimos nada...—dijo Sofía en un intento de tranquilizarse a sí misma.

Brad se puso su ropa interior, un pantalón negro y salió a ver a Sofía. A pesar de haber decidido hacerle una broma, Sofía se veía preocupada, así que decidió decirle. Se acercó a ella y la acostó en la cama para ponerse encima de ella.

—No pasó nada. —pausó. —La empleada fue quien te cambió la ropa porque te habías vomitado. Yo solo te traje a mi habitación y me aseguré de que estuvieras bien. Aunque hubiera sido magnífico si hubiera pasado algo. —dijo entre risas.

Sofía lo empujó rápidamente y logró ponerse de pie. —Idiota. —dijo.

Brad por su lado, no dijo nada, estaba ocupado mirando el cuerpo de Sofía. Era la primera vez que lo veía sin alguna tela cubriéndola por completo y se arrepentía de no haberlo hecho antes.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué me miras así? ¡Pervertido! —gritó Sofía, antes de tomar la sabana de la cama y salir corriendo de la habitación de Brad en busca de la suya para ponerse ropa.

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