Si Sanji pudiera describir su estilo de vestir sería elegante, sofisticado, refinado, se consideraba alguien distinguido por lo que siempre optaba por utilizar trajes a su medida, las pocas prendas que llegó a tener diferentes a su estilo fueron regalos de sus amigos o de su propio marido, porque incluso su pijama era de tela satinada, amaba vestirse bien, y el hecho de que ahora estuviera peleando por encontrar unos pantalones que le cerraran comenzaba a enojarlo; no es como si estuviera tan gordo, bueno, el sabía que desde que Zoro y el aceptaron su cierto "fetiche" por verlo engordar se había dejado ir estas últimas semanas, pero no quería aceptar el hecho de que no se había dado cuenta del problema de no haber actualizado su ropa estos últimos días, al haber utilizado varías prendas con elástico, lo habían engañado de cuánto su cuerpo había crecido últimamente, y como su ropa que meses atrás le quedaban a la perfección, ahora parecía querer romperse ante cualquier movimiento que hiciera el rubio.• ———————————————— (🍙)
Rebusco por todo su armario sacando cada traje de vestir que tuviera, no iba aceptar que ninguno no le quedara, así que se posicionó en frente de su espejo de cuerpo completo y empezó a ojear sus prendas; primero agarro unos pantalones de un traje color vino, este traje era de sus favoritos así que con nerviosismo se apresuró a probárselo, solo para que la realidad que no había querido aceptar lo golpeara nuevamente, estos se rehusaban a subir por sus muslos, jalo y jalo de estos pero nada, cada parte de estos pantalones era ocupada por las piernas gordas de Sanji, apenado tuvo que quitárselos, no quería despedirse de sus trajes tan pronto pero era evidente que ya era hora de comprar ropa nueva o terminaría por estar solo en calzoncillos; Así que resignado volvió a tomar otro par de pantalones, los cuales por suerte si habían logrado subir sus muslos, eso lo hizo sentir alegre al inicio pero al hacer intento de abrocharlos solo acabó por terminar agitado, forcejeo con el botón de sus pantalones, no podía ser que de verdad ya no cabía en ellos, se negaba rotundamente a abandonar sus prendas favoritas, incluso se tiró sobre la cama y conteniendo el aire volvió a intentar abrocharlos por última vez, para su sorpresa lo había logrado, pero al momento de soltar el aire el botón de este salió disparado.
Con un puchero en sus labios comenzó a maldecir en voz baja, era humillante tener que admitir que ahora pertenecía a las tallas grandes, y más sabiendo toda la burla que le haría Zoro por no caber en su ropa; se levantó de la cama quitándose sus pantalones, tratando de no hacer tanto ruido para que su marido no lo escuchase, no quería que este lo viera en tal situación, a pesar de que ya lo había visto desnudo, esto era diferente según él, y tenía algo de dignidad; así que ahora probando con otro pantalón que de igual manera se había atorado a la mitad de su trasero , el cual se había vuelto tan jugoso que parecía no querer caber nunca más en sus pantalones, era frustrante y vergonzoso, con pequeñas rabietas agarrando el pantalón por los costados dio varios brinquitos para que estos se dignaran a subir, se estaba desesperando y esto solo le abría el apetito, pero era inútil, toda la grasa se sacudía ante los brinquitos que daba pero no lograba hacer subir sus pantalones; estaba tan sumergido en su pequeño problema que no notó que su marido se había asomado por la puerta.
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Sabía que era de mala educación andar espiando a la gente y más porque su marido le había dicho estrictamente que no se acercara a su habitación amenazándolo con quitarle sus preciadas botellas de sake, pero no pudo evitar sentirse atraído ante el ruido de quejidos que provenían de la habitación, ¿Qué estará haciendo el cocinero?, ya había pasado rato desde que se había ido a encerrar y su curiosidad fue mayor, acabó acercándose a la puerta, pero solo podía escuchar leves quejidos y maldiciones así como ¿saltos?, que diablos estaba pasando, sin idea en mente abrió la puerta sigilosamente tratando de no ser descubierto, de todas maneras solo planeaba echar un vistazo y regresar a la sala, pero al observar la escena dentro del cuarto no pudo evitar sentirse atraído y excitado, joder, el cocinero se estaba probando toda su ropa; hacía tiempo que este no utilizaba sus característicos trajes debido a que no salía de casa y por comodidad siempre terminaba usando alguna prenda que alguien le había regalado o incluso ropa del mismo Zoro, se sentía curioso de poder ver cómo se verían con su nuevo peso.
Cuando al fin pudo hacer que sus pantalones subieran más allá de sus caderas y con toda su fuerza pudo cerrarlos se sintió victorioso viéndose en el espejo, ahora solo faltaba colocarse su camiseta que iba en conjunto con el traje, pero al tomar esta se le resbaló de las manos cayendo así al suelo, queriendo recogerla se inclinó hacia delante pero un fuerte sonido de rasgadura se hizo presente en la habitación junto con una carcajada; quería que la tierra se lo tragase y lo escupiera en otra parte, sus pantalones se habían rasgado justo en su trasero dejando ver sus bóxers, y no conforme con eso al voltearse por el sonido de carcajadas vio como su marido llevaba tiempo espiándolo desde la puerta y había visto semejante humillación, su rostro ardía de vergüenza, sabía que el marimo no iba a dejar de hacer burlas sobre esto durante semanas.
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- I-Idiota!! - gritó en desespero tratando de tapar inútilmente la abertura de sus pantalones con sus manos - Te dije que no entrarás!!
No importaba lo que le gritara o cuánto le exclamara su descontento al contrario, este estaba muerto de la risa, así que en un momento de desespero por que se callase y se fuera de la habitación, comenzó por arrojarle toda su ropa a la cara.
- Véte de aquí!! Estupida alga! - su enojo era evidente pero no era su culpa, estaba muerto de vergüenza, y el hecho de que lo habían visto cambiarse sin que este se diera cuenta no hacía mas que avergonzarlo-
- Lo siento, lo siento de verdad Jaja es que yo - trato de cubrir torpemente su cara ya que seguían arrojándole ropa - me preocupe de que no volvías a la sala y escuché ruidos raros -
- ¿Qué tanto viste!? - exclamó con enojo, trato de ser silencioso pero resultó haber hecho más ruido del que quería y había terminado por llamar la atención de su esposo, solo deseaba que no haya visto mucho -
- Jaja, Bueno yo, no mucho en realidad - trataba de mentir ya que había visto gran parte, aunque no lo admitiría, pero su risa no hacía mas que delatarlo, había visto la mejor parte -
- Idiota! lo viste todo!!, que acaso tus padres no te enseñaron a no espiar! - gritaba de vergüenza con todo su rostro teñido de rojo -
- Ya, ya tranquilo cariño, no te enojes - mencionaba mientras trataba de acercarse al rubio, con un intento de ahogar su risa -
- Como no quieres que me enoje si te estás riendo de mi en mi cara!! Estupido marimo
- No te avergüences cejitas, me encanta ver tus preciosas curvas -
- Si!, pero no de esa manera - desviando su mirada, no quería ver a los ojos al contrario -• ———————————————— (🚬)
Acercándose completamente al rubio en un descuido lo abrazó de su cintura, posando su cabeza en su hombro; pasaron unos cuantos minutos en silencio cuando por fin se decidió hablar, él no era muy bueno consolando a la gente pero si se trataba de Sanji, haría lo que fuera para verlo bien consigo mismo.
- Mi amor, no es algo de lo que debas avergonzarte, los dos sabíamos que esto iba a pasar, pero como te lo he dicho antes y te lo seguiré diciendo - acercó su boca hacia la oreja del rubio - te ves tan sexy con todo este nuevo peso - mencionó pellizcando sus michelines -
El sabía perfectamente que Sanji sufría cierta ansiedad respecto a su físico, incluso tenía entendido que antes de conocerse sufría de un cuadro de bulimia, por lo que era normal que se sintiera inseguro ahora que había dejado atrás sus cánones de belleza; incluso si era sincero le había sorprendido que desarrollara el gusto por engordar, y honestamente el preferiría verlo con varios kilos de más que hecho un hueso debido a la bulimia, le partiría el corazón ver a su querido esposo de esa manera, así que para él no importaba si tenía que aprender a ser más empático con el tema, lo haría con tal de hacer sentir bien a su preciado Sanji.
- ¿De verdad, crees eso? - preguntó con cierta incertidumbre, a pesar de que ahora le gustaba tener peso extra sobre su cuerpo, no podía evitar tener ciertos momentos de inseguridad, era humano al fin y al cabo, y a veces necesitaba palabras reconfortantes-
- Mi amor - Alzó su cara viendo al rubio a los ojos - que te parece si te ayudo a remodelar tu closet, olvídate de esas ropas, mañana iremos de compras -
- ¿De verdad? - su cara cambio a un semblante mas felíz
- De verdad - le sonrió de regreso, acercándose lentamente para unir sus labios en un tierno beso -• ———————————————— (🍙)
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.🍊• Qué tal! espero les haya gustado el capituló, en esta historia quisiera centrarme no solo en lo bueno del fetiche sino también en las emociones negativas que uno llega a experimentar cuando uno sube de peso, espero les guste, si ven algún error o si tienen alguna sugerencia no duden en decirme • ✨
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𝐈𝐧𝐝𝐮𝐥𝐠𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚
FanfictionHistorias zosan 🟡༝꙳⋆ᴄᴏɴᴛᴇɴɪᴅᴏ fᴇᴇᴅᴇʀɪsᴍ⋆꙳༝🟢 Las imágenes utilizadas no son de mi autoría