ᴄᴏᴍᴘʀᴀs

239 13 3
                                    


Estando frente al gran centro comercial Grand Line, no mentiría al decir que se encontraba algo nervioso, podía sentir como su corazón latía a mil por hora, pues el miedo de no encontrar algo de su talla le carcomía la mente, por lo que al entrar al establecimiento no dudó en sujetar la mano de Zoro buscando algo de apoyo moral, sentía como sus piernas temblaban con cada paso que daba, pues al caminar hacia la primera tienda notó cómo varias personas volteaban a verlo con miradas juzgonas, al ser su gordura ya algo evidente, además que al no haber actualizado su closet desde hace tiempo lo llevo a tener una cantidad limitada de prendas que elegir esta mañana, optando por vestir una sudadera que se adhería a su gran barriga y unos pantalones negros con elástico, no era lo que a él le hubiera gustado usar, pero era lo único que le quedaba por el momento.

Al sentir como Zoro había detenido su andar, fue consiente de que ya se encontraban dentro de la tienda de ropa:

- Ve a buscar algo que te guste cejitas, yo iré a sentarme por ahí - despidiéndose el peli verde fue a sentarse a uno de los sillones de espera -

• ———————————————— (🍙)

Tratando de regular su ansiedad, comenzó a rebuscar entre los percheros tratando de ser optimista y ver si podía encontrar algo de su agrado; luego de una larga búsqueda entre cada pasillo, tenía entre sus manos una montaña de varias prendas con diferentes tallas cada una, pues este ya no sabía que talla era en específico, así que entrando a un probador, se desvistió quedando frente al espejo que tenían ahí colgado en la pared, temeroso agarro primero unos pantalones de vestir; tratando de que estos subieran más allá de sus muslos, intentó jalarlos de nuevo pero era inútil, eran muy pequeños, con su corazón agitado, no podía evitar pensar en una que otra cosa negativa sobre sí.

Prenda por prenda fue descartada al no hacer que estas pudieran tapar su regordete cuerpo, incluso trato con unos pantalones que eran "talla grande", pero estos se rehusaban a cerrar; avergonzado salió del probador dispuesto a buscar una talla más grande, encontrándose a un empleado en el pasillo, por un instante dudo en acercarse, pues este tenía cara de disgusto, pero al no poder visualizar a otro empleado cerca, no tuvo más remedio:

- Disculpe, señor
- Buenas tardes joven, ¿necesita que lo ayude en algo? - a pesar de que sus palabras eran educadas, el tono grosero con el que lo dijo hizo que un sentimiento de incomodidad se instalara en Sanji -
- Si, bueno - alzo el pantalón que tenía entre sus manos - de casualidad, ¿tendrá este pantalón en una talla más grande?

De mala manera el empleado inspeccionó que tipo de pantalón era, soltando una leve carcajada al ver la etiqueta de este:

- Caballero, me temo que esta es la talla más grande que tenemos - mencionó con un claro tono burlón en su voz -
- Y ¿no tendrán otro pantalón con una talla más grande? - sentía como sus ojos picaban, ya no quería seguir en la conversación, pero a fuerzas tenía que comprar ropa -
- Joven, déjeme decírselo en otras palabras, no tenemos ropa para cerdos - su risa burlona, y su claro afán de ofender, hicieron que Sanji enrojeciera del enojo -

• ———————————————— (🚬)

Sin agradecerle nada, se volteo caminando lo más rápido que pudo a un probador, cerrando la puerta tras él; gruesas lágrimas caían de sus ojos, sentía el coraje recorrer todo su cuerpo, apretando sus puños con fuerza y mordiéndose el labio tratando de callar sus sollozos, no podía creer lo grosero que era el personal de esta tienda, jamás se había sentido tan humillado en público justo como ahora.

Despertándose de su pequeña siesta, vio en su celular que ya había pasado media hora, seguro que el rubio ya había encontrado algo que le gustará; levantándose del sofá, trato de divisar la cabellera rubia de su esposo pero no podía encontrarlo, ¿dónde se habrá metido?

𝐈𝐧𝐝𝐮𝐥𝐠𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora