Love from a zeal || BonRin ||

CAPÍTULO X

⚠️Este capitulo podrá ser o no corto, se recuerda que se esta trabajando con temas sensibles y un poco implícitos, pido por favor sean empáticos y amables con las victimas que luchan o dejaron de luchar por este tipo incidente⚠️

Un trueno resonó en toda la sala, el cuerpo de maya temblaba sin parar y su rostro reflejaba el pánico y terror que jamás en su eterna vida pensaba sentir ante tales palabras ¿Ser su sumisa?, ¿Era si quiera eso posible? ¡Solamente tenia 12 años!, sabia el termino su madre nunca desestimo la educación sexual de ella y su hermanos tan solo porque eran niños ¡Eran importante saberlo! incluso ella misma sabia que lo que Samael le pedía era algo innombrable para ella en ese momento, nunca había dado su primer beso, tampoco compartido sus meriendas con alguien que no fueran sus preciados hermanos, amaba seguir jugando con muñecas, adoraba ser cargada por su padre y bailar con su madre ¿Por qué debía pasarle eso a ella si tan solo era una niña? esta misma se mordió el labio forzando el silencio del hipo de sus sollozos que empezó a resonar en ecos fuertes por toda la sala, las lágrimas caían a en grandes cantidades, terror, miedo todo se mezclaba de manera horrible, sus manos temblantes tan fuerte que se le era complicado zafarse del agarre de Samael y colocarse en el pecho cerca del hombro del mismo empujándole como podía, maldecía en su interior al ver como sus fuerzas faltaban parecía como un sueño donde por más que intentaras nada servía.

Su suplicas de que este mismo recapacitara y se detuviera eran calladas por el rasgueo de su Kimono que se combinaba con el silencio que forzaba la tormenta de afuera, a pesar de que intensificaba su voz al punto de que sus vocales dolían la misma tormenta impedía que alguien oyera sus gritos pues esta misma se intensifico aun más de lo que ya estaba, como si el cielo estuviera furioso y trataba de hacer algo para salvarla pero solo empeoraba la situación, no paso mucho cuando su pecho estaba totalmente al descubierto, por la vergüenza la morena desvió la mirada y su rostro mostraba un enorme sonrojo opacado por el rojizo de sus parpados que no paraban de soltar lagrimas, para Samael era una vista magnifica, el cuerpo de Maya era digno de envidia entre los demonios de la lujuria y las diosas más hermosas que el mundo pueda venera. 

A pesar de las horribles prendas que siempre cargaba, podía notar su figura curvilínea que se deslizaba perfectamente por su garras como fina seda, sus pechos y glúteos era extravagantes y encajaban perfectamente con el tipo de rostro que la morena tenia, era regordeta y sus mejillas lo hacían notar tenía ojos grandes pero con la mirada felina que caracterizaba su procedencia los detalles como pecas poco visibles en su piel acaramelada daban un toque tierno junto a un lunar provocativo cerca del labio inferior, este mismo lunar hacía que el demonio tuviera más curiosidad por indagar que más ocultaba esas estorbosas prendas de anteaños, para el demonio del tiempo Maya era un dulce que nadie jamás había probado, y en ese momento entre una sonrisa lujuriosa y curiosa, se preguntaba ¿Cuántos hombre habían pasado por ella? desconociendo del porque la respuesta a esta pregunta era un rotundo cero. 

En cambio Maya por la distracción del mismo empezó a clavar sus garras en el hombro usando todas sus fuerzas para empujar a Samael logrando separarse bastante de el, por el miedo su respiración era agitada pero a sus adentros agradecía que estuvo jugando a la fuerzas con Kenta y sabia perfectamente como desequilibrar a alguien mas grande que ella, rápidamente se tapo su pecho expuesto y se dirigió a la salida de la sala rezando a sus abuelos presentes que le dieran las fuerza para salir de allí sana y salva —Oh no querida jajaja— rio el demonio del tiempo roncamente apareciendo frente a la morena mostrando una sonrisa malévola mientras sus heridas sanaban poco a poco —No dejare que escapes tan fácilmente...No esta vez— sin cuidado tomo las muñecas de Maya, bloqueando sus punta pies, sin previo aviso con brusquedad logro acostarla en las frías lozas de madera, la cabeza de la morena golpeo fuertemente el suelo y sus sentidos desfallecieron —Por favor...hip...Déjame...¡¡DÉJAME!!— grito pataleando tan fuerte al suelo que solo se lastimaba ella misma, la sangre de su nuca y talones era notoria pero ninguno de los dos logro notarlo.