“A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.”
⸻ Oscar Wilde.Suspiró pesadamente al avistar el enorme complejo que todos llamaban “La Playa”. En su corazón, había albergado la esperanza de dirigirse al apartamento de su doctor de cabello teñido, el único lugar donde se sentía verdaderamente en paz.
Mientras cruzaba el umbral de aquel lugar, no emitió sonido alguno. Su partida había sido tan precipitada que los detalles de su huida se habían desvanecido en su memoria, y la falta de rostros conocidos la dejó sin más opción que apoyarse en uno de los pilares del vestíbulo. Allí permaneció, aguardando la llegada de Chishiya o de la muerte, lo que fuera a encontrarla primero. Inconsciente del momento en que el sueño la venció, se entregó al abrazo del letargo en medio del salón vacío, protegida por la soledad y el estrés reciente de los juegos ocasionando que no hubiera nadie pasando por ahí que pudiera verla. Suponía que la gran mayoría se encontraba en el patio divirtiéndose, en sus propias habitaciones ya sea teniendo sexo o drogándose; y tal vez algunos seguirían jugando.
En sus sueños, un recuerdo distorsionado del juego se repetía sin cesar, una versión alterada por su mente para infligirle dolor. En esa pesadilla, no lograba salvar a la chica; la veía caer y estrellarse contra el suelo, obligada a contemplar su cuerpo inerte y ensangrentado sobre el concreto.
Despertó sin saber cuánto tiempo había transcurrido, pero ya no estaba sola; Chishiya estaba allí. Arrodillado frente a ella, la movía suavemente, llamándola de vuelta a la realidad. Se miraron en silencio, un silencio que por sí solo lo explicaba todo.
Ella, con ojos que aún reflejaban la tormenta que había atravesado, llevaba consigo la sombra de un destino que casi la había reclamado. Y él, con un semblante imperturbable y palabras meticulosamente medidas, manteniendo sus emociones ocultas tras un muro de silencio. El silencio entre ellos se rompió cuando Chishiya finalmente habló.
⸻ Hay que irnos de aquí ⸻ dijo con una determinación que no admitía réplica.
Ella asintió, aún aturdida por el torbellino de emociones y el peso del cansancio. Se levantaron juntos, dos figuras solitarias en medio de la vastedad del complejo. Mientras caminaban por los pasillos desiertos, ella no podía evitar mirar a su alrededor, buscando alguna señal de peligro. Pero Chishiya parecía seguro, como si conociera cada rincón de aquel laberinto.
⸻ ¿A dónde vamos? ⸻ preguntó ella, su voz aún temblorosa delataba su nerviosismo.
⸻ A mi habitación ⸻ mientras caminaban lado a lado, él se dedicaba a analizar a la castaña.
Ella lucía visiblemente agotada, lo que le hizo suponer que había estado enfrascada en un juego de espadas. Además, podía percibir el dolor que se reflejaba en su rostro, un malestar que ella intentaba ocultar sin éxito. Probablemente, se había lesionado una vez más.
Al llegar, él tomó la iniciativa de abrir la puerta, permitiéndole entrar primero para luego seguirla al interior de la habitación y cerrar la puerta detrás de ellos. Mei miró alrededor con curiosidad, reconociendo el lugar como la habitación donde había despertado inicialmente, lo que indicaba que tal vez Chishiya la había llevado allí. Aunque tenía innumerables preguntas que hacerle, el cansancio se apoderaba de su cuerpo al punto de luchar por mantener los ojos abiertos.
El rubio tomó su mano y la guió hacia la cama, indicándole con un gesto que se sentara. Luego, se dirigió al baño y buscó en los estantes un pequeño botiquín de primeros auxilios que guardaba para emergencias. Al regresar, le ofreció a Mei un par de antibióticos, los cuales ella ingirió sin demora.
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𝗦𝗵𝗮𝗺𝗲𝗹𝗲𝘀𝘀, 𝗖𝗵𝗶𝘀𝗵𝗶𝘆𝗮
FanfictionEn un Tokyo alternativo, donde los rascacielos se alzan como gigantes de cristal y acero, la vida de Suzuki Mei cambió para siempre. La ciudad, ahora un tablero de juego mortal, se convirtió en su nuevo hogar, un laberinto de desafíos y enigmas. Y e...