El son de la rabia se escuchaba por toda la propiedad de mi marido, había varias mesas alrededor de "la pista de baile", al igual que algunos calentadores entre estas y quedaba menos gente que hace unas horas.
-Véngase pa’ca- me jaló de la cintura comenzando a bailar
Se veía guapísimo, traía una camisa burberry beige con líneas blancas y negras formando cuadros, debajo de esta una térmica negra de cuello alto en color negro al igual que el pantalón, las botas, sombrero y cinto.
Me encantaba verlo de negro, azul rey o color vino, eran sus colores, pues él era de tez blanca y le favorecían bastante, pero lo que más me encantaba de él eran sus ojos, si estaba tomado estos eran de un color casi negro, si estaba feliz eran café claro, si estaba preocupado eran café obscuros, si estaba enojado se tornaban de un tono amielado, sus ojos eran únicos y solo me veían a mi.
-Te amo- murmuré
-Y yo la amo a uste'- sus manos apretaron mi cintura mientras dábamos vueltas.
Mis manos por instinto fueron de sus hombros a su cuello y las entrelacé por detrás de este.
Una sonrisa adornaba nuestros rostros, me sentía plenamente feliz; completa.
-Y si ya me da mi regalito de meri crisma?- me miró pícaro y me reí
-En la casa te dije- golpeé levemente su nuca
-Pue' amonos llendo- sus manos tomaron las mías- se ve mejor uste'- habló cuando terminó de colocarme su sombrero.
-A mi todo me queda bien- ambos nos sonreímos
Todo rastro de felicidad abandonó nuestros rostros al escuchar un balazo seguído de un grito agudo provenientes de la casa.
-El niño- solté sus manos y salí corriendo a la casa.
-¡No, amor!- escuché su grito pero lo ignoré
Mi bebé se encontraba ahí dentro y necesitaba asegurarme que estuviera bien, al casi llegar a la casa puede escuchar ráfagas de balazos, personas gritando y botellas quebrándose.
Al entrar cerca de las escaleras estaba el cuerpo de una muchacha con un balazo en el cuello, y había sangre por todas estas, subí corriendo y escuché el llanto de mi bebé.
Un poco de preocupación desalojó mi cuerpo al ver que mi niño estaba en su cuna sin ningún rasguño, tal vez solo lloraba a causa del ruido que había a causa de los balazos.
-¿¡Está bien!?- llegó alterado a la recamara
-Si- me di la vuelta mostrandole al bebé en mis brazos, un poco más calmado.
En cuanto su padre apareció en su campo de visión comenzó nuevamente a llorar, extendiendo sus pequeños bracitos a él.
-Hay que irnos- entendí que no podía cargarlo, pues teníamos que salir de ahí -vienen con uniforme de la Marina pero esos no son los pendejos de la Marina- informó y asentí.
Coloqué al bebé en su cuna, luego fuí hasta la cama y quité la colcha y después la sábana tomando esta en mis manos sostuve amos extremos y pasé uno mor mi hombro y el otro por mi torso anudandolos por la espalda.
Creo que entendió lo que hacía así que fué por el bebé y me lo dió, lo coloqué entre mi pecho y la sábana y después sostuve con mi mano izquierda su espalda.
-Lista?- me miró y me dió una de sus armas.
-Vámonos- dije asintiendo
Logramos salir con éxito de la casa, pues estaba tranquilo a comparación de como estaban las cosas fuera de esta, había varios cuerpos en el camino, los balazos seguían y ahora se sumaba el ruido de los radios.