Amigo del primer hombre

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      El pequeño serafin de cabellos dorados solía ir a escondidas a ver al castaño. Ambos habían comenzado a ser mejores amigos.

Solían jugar juntos, el serafín revoloteaba mientras el primer hombre lo seguía de cerca y ambos reían mientras se divertían.

Voy a atraparte algún día Luzbel. — Se escuchaba la voz del castaño quién seguía siguiendo al rubio.

Inténtalo, lento. — Decía el serafín entre risitas.

La lluvia comenzó a caer haciendo que las alas del pequeño serafín se humedecieran y haciéndolo perder altura.

Para su fortuna el castaño estaba atento a sus movimientos y lo atrapó antes de caer al suelo.

Te atrapé. — Dijo el castaño mientras reía bajo la lluvia que los mojaba.

Eso fue trampa. — Dijo el serafin entre risitas.

Rodeo el cuello del castaño mientras seguía riendo.

Aún así... Te atrapé y perdiste... — Dijo el castaño mientras aún tenía al rubio entre sus brazos.

De acuerdo... Haré lo que quieras... — Dijo el rubio de ojos azules mientras hacía un pequeño puchero.

Háblame de como es el cielo. — Dijo el castaño, estaba curioso de saber cómo era el lugar donde vivía el rubio.

Aquello le sorprendió al pequeño serafín, de todas las cosas no esperaba que le dijera algo como eso.

Bueno... Por dónde empezó? El cielo es un lugar muy tranquilo. Es muy diferente a aquí... Tiene caminos dorados, el agua es cristalina y todos son amables. — Dijo el rubio mientras miraba al castaño a los ojos.

De verdad? Hay más como tú? — Preguntó el castaño mientras aún lo mantenía entre sus brazos.

Sí... Masomenos... — Se limitó a responder el serafín.

El serafín vió a lo lejos a su hermano, quién lo miraba con los brazos cruzados, al parecer había sido descubierto.

Yo... Tengo que irme... Prometo venir después... — Dijo el serafín intentando sonar despreocupado.

Oh... De verdad? No puedes quedarte más tiempo? — Dijo el castaño claramente decepcionado mientras lo bajaba con sumo cuidado.

Tengo unas cosas qué hacer... Pero vendré mañana, es una promesa... — Dijo el rubio con una sonrisa mientras se despedía de él con su mano y creaba un portal individual para regresar al cielo.

Luzbel... Qué fue lo que te dije acerca de acercarte al primer hombre? — La voz del arcángel se escuchó detrás del pequeño serafín, quién ya esperaba que llegará su hermano a llamarle la atención.

Lo siento... Es qué... Fue un accidente... Y nos hicimos amigos. — Dijo el rubio mientras bajaba su mirada al suelo.

El arcángel soltó un suspiro, no sabía que hacer con su hermano menor, cada vez que le decía que no hiciera algo parecía que lo hacía a propósito.

No sé que voy a hacer contigo... Mira... No voy a decir que te ví... Pero a cambio quiero que me ayudes con algo con Adam... Él y Lilith y Eva tienen la misión de repoblar la tierra pero hasta el momento no lo han hecho... Quiero que hables con él de que tiene que hacerlo. Puedo contar contigo hermanito? — Dijo el arcángel mientras lo miraba a los ojos.

Repoblar? Hablas de que le diga que tiene... — Dijo el serafín mientras hacía una seña sujerente con sus manos y haciendo una mueca de asco.

Para su mala suerte había investigado un poco y se había dado cuenta de lo que Adam tenía que hacer para multiplicarse.

Entonces ya sabes lo que significa? Bien... Será más sencillo... Solamente guialo un poco... Sé que al ser su amigo te va escuchar. — Dijo el arcángel mientras revoloteaba sus cabellos dorados.

Está bien... Yo le digo... — Dijo el serafín mientras hacía un pequeño puchero.

Sabía que podía contar contigo Luzbel... Bueno... Vamos a comer... Ya es tarde... — Dijo el arcángel mientras tomaba la mano del más bajo y creaba un portal para que ambos fueran al comedor angelical.

El rubio sentía como sus mejillas estaban totalmente rojas, no sabía cómo le diría a su amigo que debía cumplir con su deber de repoblar la tierra.

De cierta manera le parecía horrible que tuviera que hacer algo que tal vez él no quería... Por qué de ser así él ya lo hubiera hecho.

Sentía como todos los miraban mientras iba caminando detrás de Miguel, la mayoría le hacía una referencia al arcángel y al ver al serafín parecían cuchichear sobre él, incomodándolo.

Mi...Miguel... Puedo venir después a comer? Olvidé algo en mi habitación... — Dijo el pequeño serafín de cabellos dorados intentando escapar de las miradas que parecían juzgarlo.

No... Ya estamos aquí y tienes qué comer. — Dijo el arcángel mientras volteaba a verlo con una sonrisa y revoloteaba sus cabellos.

Fruto prohibido (AdamApple/AppleAdam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora