Fruto prohibido (AdamApple/AppleAdam)

La habilidad de Lucifer

      Adan no podía creer como todo había pasado tan rápido, su cuerpo estaba demasiado caliente, tenía mucho tiempo que no cogía con nadie, solamente se complacía si mismo pero que lo hiciera aquel pequeño monarca era una sensación totalmente diferente.

Lucifer chasqueo sus dedos desapareció la túnica de aquel angel, Adan se sintió rápidamente avergonzado, no estaba a gusto con su complexión física actual, durante todos esos Eones se había descuidado mucho y había ganado algo de peso.

Aquel monarca vio el cuerpo del castaño y sus ojos se abrieron como platos, sabía que aquel angel había ganado algo de peso pero era la primera vez en mucho tiempo lo mirada completamente desnudo.

— Que tanto miras idiota? — Dijo aquel castaño mientras intentaba tapar la desnudez de su cuerpo.

Lucifer sintió como sus mejillas se teñían ligeramente de carmín y rápidamente sujeto las manos del castaño.

— Nada... Solamente es que... Me gusta... Todo tu cuerpo... — Dijo aquel monarca mientras chasqueaba sus dedos para despojarse también de sus ropas y se acercaba al vientre del castaño y lo mordía dejando una marca de sus dientes afilados.

Aquel castaño sintió aquella mordida y como su sangre dorada comenzaba a brotar y soltó un gruñido.

— Lucifer... — El castaño jadeo el nombre de aquel monarca, mientras miraba como el rubio bajaba por su vientre hasta llegar a su entrepierna y comenzar a lamer aquella punta. — Mmmmmmgr... Mierda... Tu lengua... —

Aquel pequeño monarca miraba fijamente al castaño mientras introducía aquel miembro en su boca, comenzó a lamer aquel falo mientras miraba atento cada una de las reacciones del castaño.

Adan miraba como su miembro desaparecía y volvía a resurgir en la boca del rubio, sentía como aquella lengua acariciaba su miembro, sentía una gran urgencia de mover sus caderas y penetrar aquella pequeña boca y estaba luchando para mantenerse tranquilo.

Adan cerro sus ojos mientras sentía como Lucifer continuaba succionando su miembro, llevo sus manos a los cabellos dorados de aquel monarca y enredó aquellos mechones en sus dedos.

— Mi-Mierda... Lucifer... Tu boca... Pareciera que estoy cogiendo tu vagina... — Murmuro aquel castaño mientras lentamente comenzaba a mover sus caderas y claramente sintiendo las mismas sensaciones que cuando tuvieron su primera vez.

Adan abrio sus ojos y miro a Lucifer... Aquella escena era demasiado erotica para aquel ángel, quién no pudo resistirse más y tomó la cabeza del rubio y comenzó a mover sus caderas, embistiendo su boca.

Adan aumentaba el ritmo mientras sentía como entraba hasta lo profundo de la garganta de aquel angel caído.

— Mierda... Tragate mi polla, perra. — Gruñó mientras seguía penetrando aquella pequeña boca.

Aquel pequeño monarca solamente soltaba pequeños jadeos mientras continuaba moviendo su lengua, acariciando cada centímetro de aquella monstruosidad. Lucifer ahora recordaba la razón por la que el castaño se hacía llamar el DickMaster.

Pasaron los minutos y aquel castaño se corrió en la boca de Lucifer. Arqueó su espalda mientras sentía como se vaciaba.

Lucifer sintió aquel esperma caliente y abundante en su boca, aquel castaño había sido bendecido no solo por una gran virilidad sino que también por un conteo de esperma tan fértil que podía embarazar a quien fuera que estuviera ovulando.

Para eso había sido creado aquel castaño, para repoblar la tierra, no era extraño que su esperma fuera de esa manera.

El pequeño monarca abrio su boca, mostrándole al castaño aquel semen que estaba dentro de su boca, saco su larga lengua e hilos de semen mezclados con su propia saliva caían por sus comisuras.

Adan trago duro al verlo de esa manera y se sonrojo al ver como Lucifer se lo tragaba y lamia sus labios.

— Que rico... — Dijo aquel monarca con una sonrisa traviesa mientras miraba el miembro aún erecto del castaño, esto hizo que Adan se avergonzara aun mas y desviara su mirada.

Lucifer miro al castaño y tomo sus piernas y chasqueo sus dedos haciendo aparecer un sofa, y obligo a Adan a quedar en 4. Eso sorprendió al castaño, no podía creer que el rubio tuviera mucha fuerza.

Adan iba a protestar pero sintió la lengua de Lucifer acariciando su entrada y arqueo su espalda mientras se aferraba a aquel sofa, sin duda alguna Lucifer era demasiado bueno con su lengua.

— Mi-mierda... Lu-Lucifer... No hagas esto... — Gimió el castaño mientras se aferraba a aquel sofa, la sensación era totalmente nueva y extraña para él.

Lucifer hizo caso omiso, estaba demasiado excitado, siguió utilizando su lengua, simulando pequeñas embestidas en el interior del castaño.

Ocasionalmente Lucifer lamía aquellas bolsas cargadas de semen que colgaban del castaño.

Toda esa estimulación hizo que Adan arquera su espalda mientras dejaba que el placer invadiera su cuerpo.

Adán podía sentir como la lengua de Lucifer acariciaba hábilmente su entrada.

💭: Joder... Este enano es tan bueno... Con razón esas dos perras cayeron... — Dijo el castaño entre sus pensamientos.

La lengua de Lucifer fue abriéndose aún más en el interior de Adán hasta llegar a su próstata y aquel toque hizo que el castaño soltará un jadeo.

— Mmmmmgr... Lo encontré.... — Murmuró el rubio mientras continuaba estimulando aquel lugar.

Adán cerró sus ojos mientras se aferraba cada vez más a aquel sofa.

La lengua de aquel pequeño soberano estaba convirtiéndolo en un completo desastre.

El castaño no podía pensar más que en cada movimiento de la lengua de Lucifer.

— Aaaaaaagh... Mi-mierda... Lucifer... — Gemía el castaño, era totalmente que podía escucharse en aquella habitación, pero le importaba una mierda si lo escuchaban.

No pasó mucho tiempo para que el castaño sintiera como su miembro palpitaba, se aferró aún más a aquel sofá mientras comenzó a correrse, llenandolo con su esencia.

Adan se encontraba intentando contener el aliento mientras miraba como todo su esperma había sido desperdiciado.

— Mierda... Lucifer... — Logró hablar por fin aquel castaño mientras miraba al pequeño soberano. No podía imaginar que pudiera sentir esa clase de sensaciones.

Adan vio la entrepierna del pequeño monarca, estaba totalmente erecta.

— Creo que es mi turno para hacerte venir... — Dijo el castaño mientras tomaba al rubio de la cintura y lo besaba apasionadamente y entrelazaba sus lenguas.