Fruto prohibido (AdamApple/AppleAdam)

No te lo perdonare

El monarca no podía creerlo... Lilith había cumplido su promesa... Se estaba marchado e iba a llevarse a Charlie.

— Charlie... Manzanita... No te vayas... — Dijo aquel monarca mientras intentaba retener a su hija.

— Déjanos ir Lucifer... No hagas que esto sea peor... — Dijo la rubia mientras mantenía sujeta la mano de la pequeña princesa.

Lucifer intentó detenerlas pero los ojos llorosos de su hija lo hicieron no poder moverse de su lugar y escucho como aquella puerta se cerraba, dejándolo completamente solo.

— Maldita sea... Lilith!!! — Gritó aquel pequeño monarca mientras dejaba salir su lado demoniaco y comenzaba a destruir la habitación principal de aquel gran castillo.

Lucifer cayó de rodillas al suelo, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas... Cómo había perdido a su hija, al fruto de su vientre... Había cometido un grave error, aceptado a alguien que no amaba para ser "madre" de su hija.

El pequeño monarca cerró sus ojos mientras se abrazaba a sí mismo y sentía una opresión en su pecho.

Al poco tiempo, el sueño fue más fuerte que aquel monarca y cayó profundamente dormido, después de haber pasado días de insomnio.

Aquellas imágenes se reproducían en su cabeza, atormentando al rubio... Intentó buscar en todo su castillo... Intentando encontrar algo de las pertenencias de la pequeña princesa pero no había nada más que su habitación completamente vacía.

Lucifer abrió sus ojos y miró a su alrededor, pudo notar como todo seguía destruido, aquello no había sido un sueño, en realidad su esposa lo había abandonado y se había llevado a su hija, a su pequeña niña.

Tomó su móvil e intentó llamarle a la reina pero rápidamente le marcó a buzón y lo arrojó por los aires haciendo que chocará contra la pared y se destruyera.

— Maldita seas Lilith... — Maldijo aquel pequeño soberano mientras intentaba mantener la calma.

Lucifer no podía creer que su esposa le había hecho algo así, quitarle a su hija de esa manera, era algo completamente injusto. Básicamente el había sido bueno con aquella primera mujer pero ella solamente era una arpía que se había aprovechado de su vulnerabilidad.

Aquel soberano se levantó de donde estaba, limpio sus lágrimas mientras sus ojos se tornaban rojos, mostrando su lado demoniaco, sin lugar a dudas, la haría pagar por ello.

Lucifer avanzó por aquellos pasillos, destrozando cada cuadro exactamente en el lugar donde se encontraba la imagen retratada de su esposa.

Aquel monarca continuó caminando por aquellos pasillos hasta llegar a su taller donde tenía su colección de patitos, miro aquellas criaturas de hule las cuales eran su obsesión... Su mirada estaba fija en un patito en particular, el cual trnis un gran parecido con la reina.

Una sonrisa maquiavélica apareció en sus labios mientras la tomaba y creaba una bola de fuego incinerándolo al instante y haciéndolo cenizas.

— No te lo perdonare, Lilith... Sabias exactamente cual era mi debilidad y dónde puedes lastimarme... Pero olvidas quien soy realmente. — Dijo aquel monarca mientras apretaba su puño claramente molesto con la rubia.

Lucifer estaba decidido a recuperar a su hija, fuera como fuera... Iba a hacerla volver e iba a hacer que se arrepintiera de intentar separar a su pequeña.