Capitulo 08: conocer un museo. (o algo por el estilo). Y arriesgarme.

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Capitulo corto pero con mucho amor

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Capitulo corto pero con mucho amor.

Atte,

Bela.

Zack.

No voy a mentir.

Zoé no ha estado mejorando.

La miro a través de la ventana de su cuarto observando como sus manos descansan en su abdomen mientras su piel se encuentra pálida y el oxígeno hace el trabajo que sus pulmones ya no quieren hacer tan seguido.

—¿Cómo va la lista? —la voz de Elizabeth a mi lado no me sorprende mucho ya que ver su reflejo a través de la ventana me advirtió que se había parado a mi lado.

—Falta cada vez menos para terminarla. —le contesto sin mirarla mientras mi cuerpo toma aire y aguanta un momento la respiración—. Hoy...

—Ella ya no puede salir, Zack... Si ella sale le puede dar un golpe de aire frío y ella....

—Lo sé, Elizabeth. Mi plan ya no es sacarla de acá. —la interrumpo girando a verla.

Su rostro se encuentra demacrado y su cuerpo cansado. Su cabello este agarrado en un moño, aunque sus chinos se sueltan de vez en cuando.

—Necesito tu ayuda para traer algunas cosas al cuarto. —ella gira a verme y alza una ceja mirándome antes de asentir.

—No podrías vivir sin mí.

—No, no, no. Eso va a tu izquierda. —suelto un bufido cargando aquel marco dorado para poder moverlo nuevamente hacía la izquierda, pero Elizabeth vuelve a hablar—. Un poco más a tu derecha...

—Mujer, vas a matar al pobre. —nos encontramos con Morgan cuando estábamos subiendo las cosas al tercer piso. Él ya iba de salida, pero con su gran amabilidad se ofreció a ayudarnos, por lo que ahora se encuentra en este cuarto junto con nosotros.

—Es que...

—Ya, se quedará acá. —ruño cuando dejo el cuadro colgado en un torillo el cual es lo resistente para sostener el cuadro.

Cuando los tres nos paramos en la entrada de aquel cuarto y lo observamos sonreímos.

Varios cuadros se encuentran colgados ahí, claramente no son cuadros originales, pero son demasiados realistas.

Dijeron que Zoé no puede salir, pero nadie dijo que el museo no podía salir.

—Voy a despertarla. —murmuro dándome la vuelta en mi propio eje.

—Bien, nosotros damos los últimos detalles. 

 

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hasta las lágrimas se secan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora