Epilogo.

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Una semana después de la muerte de Zoé.

Entro al hospital cuando me dirijo hacía donde se encuentra mi jefe de piso. He venido a firmar mi renuncia. Cuando me involucre con Zoé sabia en lo que me metía, entre ellos, era que podian correrme de mi trabajo si me atrapaban sacando a una paciente del hospital o teniendo un romance con ella.

Antes de ir a la oficina de mi jefe me paseo por la habitación de Zoé, la observo en silencio y siento un nudo en mi garganta cuando veo todas sus cosas y la lista de deseos. 

—Zack, yo no puedo permitir que esto pase en este hospital... 

—Lo entiendo, solo... dame un tiempo, hasta que ella salga de acá, por favor. Ella esta cargando muchas cosas como para que piense que si me corren sería por su culpa. —le pido a mi jefe quien aprieta los labios, niega y suelta un suspiro. 

—Apenas ella salga de acá vendrás a mi oficina y firmarás la renuncia, ¿sí? —asiento aliviado.

Me dio más tiempo de lo necesario y de verdad, se lo agradezco. Cuando llego y firmo el papel mi jefe se levanta de su silla, se acerca y me abraza. Yo aprieto los labios regresandole el abrazo, tragando saliva. 

Antes de ir a su oficina me paseo por la habitación de Zoé, la observo en silencio y siento un nudo en mi garganta cuando veo todas sus cosas y la lista de deseos. 

—Lamento tu perdida, era muy buena niña. 

—Sí, lo era. 

...

UN AÑO Y MEDIO DESPUÉS DE LA MUERTE DE ZOÉ.

Cuando voy saliendo del hospital en el que estoy trabajando ahora, me encuentro con el hijo de Emma que esta apenas ingresando. Sonrío suavemente cuando me saluda y lo saludo de vuelta. 

—¿Está todo bien? —le pregunto ladeando la cabeza al ver que trae a su bebé entre sus brazos.

—Algo así, pero de hecho, veniamos a verte a ti. —dice señalando a su bebé quien apenas esta abriendo los ojos de su descanso y me sorprendo levemente— Supimos que te corrieron de tu otro trabajo.

—Oh, bueno, sí, fue lo de... —me quedo callado. 

Sé que hace mucho tiempo no hablo de ella aunque puedo ver su mirada de comprensión.

—Sí, lo entiendo.

—Pero si necesitan algo te puedo dar mi número telefónico. —le digo, sacando un papel para anotarlo y el hombre frente a mí asiente. 

—Queríamos invitarte a comer a la casa hoy. —comenta recibiendo el papel y yo frunzo suavemente el ceño.

—Claro, me envias la dirección y llego en la tarde. 

En la tarde me paso por casa de Bass, el hijo de Emma. Por un momento pensé que me iba a sentir incomodo porque llego toda su familia, pero no. Cuando me senté en el sillón Sebastián, el padre de Bass se sienta a mi lado. Sonrío al verlo y él me regresa su sonrisa. Nos la pasamos entre risas, chistes y comida. Después de un momento Sebastián se levanta para irse a acostar diciendo que se siente cansado y en cambio una chica menuda se sienta a mi lado y  para comenzar a sacarme plática. nos damos cuenta que los dos tenemos algo en común y es la medicina, me contó que ella estaba estudiando para pediatría. Después me enteré que es hermana de Bass y se llama Alessia. Intercambiamos números justo en el momento en el que Bass bajo con su nena entre sus brazos y se puso frente a mí. 

—Ella es Emma. —murmura cuando yo acepto cargar a la nena de ojos azules quien me mira con curiosidad cuando la pego a mí. 

Por un momento, sus ojos me recuerdan a...

—No sé de quien saco los ojos, nadie en la familia tiene ojos de colores... —dice la mujer de Bass quien esta sentada a mi lado.

—Su nombre completo es Emma Zoé. —el nombre me congela durante unos minutos y siento una sensación fría en el pecho la cual despues es cubierta por una tibia al sentir como la bebé se pega a mí. 

Emma Zoé.

—Emma fue mi madre y siempre será mi madre, Zack... y Zoé... Zoé fue alguien importante para ella. —murmura cuando asiento y trago saliva sintiendo que me ahogo. 

—Zack, ¿estás bien? —la voz suave de Alessia me saca de mi mente cuando posa su mano en mi hombro y suelto un suspiro antes de pasarle con delicadeza a Anna a Zack. 

—Con permiso. —murmuro antes de pasar por un lado y salir de ahí mientras me desabrochaba la camisa negra hasta el pecho y me subía al auto para comenzar a manejar a una velocidad desconocida. 

No sabía para donde iba hasta que me estacione en frente el cemeterio donde se encuentra enterrada Zoé. Me bajo del auto, con una hoja entre mis manos cuando me siento en su lápida y descanso mi espalda en esta cerrando los ojos sintiendo el aire frío que pega con mi cuerpo. 

Veo las flores que le traje esta semana y lo limpia que se encuentra ya que ayer vine a limpiarla cuidadosamente, hubiera sido algo que le gustaría a Zoé. 

—Tengo miedo. —murmuro después de un momento cuando las lágrimas han cesado—. Dios, Zoé, hoy se me acumularon tantas cosas. Hoy Bass me invito a su casa, acepte a ir porque en algún aspecto su familia me recuerda a ti... Conocí a su hija, una niña preciosa, Zoé. —murmuro limpiandome los mocos con la manga de la camisa negra— Ojos azules, cabellito oscuro... —aprieto los labios cuando quiero platicarle de Alessia, pero tengo miedo que Zoé me reclame, por lo que me quedo callado durante un momento jugando con la lista de deseos en mis manos—. También conocí a una chica. Estudia pediatria y hemos estado horas platicando sobre ello, es una chica... Llena de luz... —tomo aire cuando siento que me quedo sin aliento y lo suelto de golpe— Hace un año te fuiste, Zoé. Un año sin ti, sin tu sonrisa, ¿cómo en tan poco tiempo algo se puede hacer tan importante en tu vida para doler todo una eternidad?  En redes sociales hay demasiadas publicaciones sobre la famosa modelo "Zoé Williams", ¿cómo la gente puede hacer eso con tu imagen? ¿A caso ellos te conocieron más que yo? 

—Su partida siempre va a doler. —una voz detrás mío me sorprende y cuando giro me encuentro con Elizabeth, quien va agarrada de la mano de Morgan y el bulto en su vientre ya se empieza a formar—, pero eso no significa que el dolor de los demás sea menos, Zack. 

—Pero...

—Tú perdiste a tu otra mitad, muchos fans perdieron a su inspiración, a sus ganas de vivir. Zoé tenía millones de seguidores de todo el mundo. No hacemos de lado tu dolor, pero no tienes porque reclamar el dolor de los demás —dice Morgan cuando se sienta a mi lado y pone una mano en mi hombro regalandome un apreton mientras que Elizabeth se hinca frente a mí. 

—Era una niña llena de luz, era tu "luciérnaga", ahora fue a luminar el cielo con su luz. —murmura Elizabeth quitandome el cabello de la cara— No la olvides, ni la dejes de amar, pero no dejes que ese dolor y tristeza te consuma.

—Amala, Zack, pero no te pierdas. 



hasta las lágrimas se secan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora