Capítulo 03: la muerte enamorada de los jóvenes

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ZOE WILLIAMS.

Al siguiente día que me despierto me llevan un desayuno igual de ligero que ayer, diciéndome que me harán nuevos estudios para descartar ciertas enfermedades, por lo que asiento y suelto un pequeño suspiro cerrando los ojos cuando me sacan sangre.

—Listo. —murmura Elizabeth cuando terminan de sacarme sangre y asiento con una pequeña sonrisa girando a verla.

Elizabeth siempre ha sido una persona muy sonriente, o al menos lo ha sido conmigo, por eso me sorprende cuando me giro y la encuentro viéndome de una manera bastante seria mientras guarda las cosas en el carrito.

—Zoé, ayer los vi. —murmura antes de alzar la mirada para poder verme y yo frunzo el ceño.

—¿De qué hablas? —pregunto sin comprender logrando que mi ceño se frunza.

—A ti y al doctor Zack. —murmura sin dejar de mirarme y mi sonrisa se ensancha.

No estoy segura de lo que pasó ayer, pero sé que me sentí cómoda al estar un momento en silencio jugando un juego que hace mucho tiempo no jugaba.

Ahora que me acuerdo, no he hecho la lista que él me dijo y viene hoy en la noche.

—Tienen que alejarse. —la voz de Elizabeth me saca de mis pensamientos y mi ceño se frunce cuando giro para poder verla.

—¿Por qué?

—Eres su paciente, Zoé, y él tu médico. Es poco ético.

—No sé qué hayas entendido, Elizabeth, pero él y yo solo somos amigos, así como tú y yo...

—Entonces díselo al brillo de tus ojos —murmura posando una mano en mi barbilla para poder verme—. No digo que no sean amigos, solo... No te enamores de él.

Cuando estaba a punto de hablar somos interrumpidas por un enfermero que le habla a Elizabeth y sonrió al reconocer a aquel hombre de tez morena al igual que Elizabeth.

—¡Morgan! —digo de forma emocionada levantándome de la cama para aventarme a sus brazos, quien me recibe con la misma emoción.

—¡Niña! —dice abrazándome y alzándome entre sus brazos para darme una pequeña vuelta antes de dejarme en el piso cuando mi vista se nubla—. Sabía que estabas acá, pero no sabía dónde te encontrabas. Pregunté por ti, pero ya sabes lo celosa que es Elizabeth con sus pacientes. —me rio al escucharlo y niego antes de girar hacía Elizabeth que nos mira con una sonrisa en los labios.

—Me voy. —dice justo cuando pasa por nuestro lado quitándose los guantes de las manos para ir a ver al otro paciente.

Giro para ver a Morgan que me mira con un cariño infinito en sus ojos ladeando la cabeza.

—¿Están ahí? —pregunto después de un tiempo en silencio.

—Puedes ir, están ahí. Acaban de ser ingresados.

...

Cuando llego a la sala de quimioterapias me paro en frente la puerta. Si fuera una paciente "normal" tendría casi prohibido salir de mi cuarto, pero al ser una persona que da fondos, dinero y apoyo en este hospital tengo permitido entrar a varias salas.

Una de ellas es esta.

Inhalo profundamente sin tener tantas fuerzas, pero lo hago. Abro la puerta de la sala de quimioterapias mirando las pocas personas que se encuentran dentro de aquella sala e intento reconocer a alguna, pero no hay nadie que conozca.

Hay una niña pequeña de cabello rubio quien se encuentra conectada a la máquina que está a su lado.

Hay una mujer relativamente joven quien tiene un libro en sus manos leyéndolo de forma concentrada mientras la maquina hace lo suyo.

hasta las lágrimas se secan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora