Un aire de familiaridad

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El aire en la sala de juntas se siente pesado, incluso después de que todos han comenzado a salir. Mi corazón sigue latiendo con fuerza, pero no por la reunión en sí. Ha sido el primer encuentro con Jimin en dos años. Dos años desde que todo se vino abajo, desde que decidí que nunca más dejaría que mi vida se definiera por alguien más, ni siquiera por él.

Mis compañeros productores, Ji-Hoon y Eun-Seo, se acercan para discutir algunos puntos mientras el resto de los equipos de BTS y TXT se dispersan. Sus voces se mezclan con el murmullo de la gente saliendo de la sala, pero mi mente sigue atrapada en el momento en que nuestros ojos se cruzaron. ¿Por qué tenía que ser tan pronto? ¿Por qué hoy, cuando todo estaba saliendo tan bien?

—Soo-Yun, ¿estás bien? —pregunta Ji-Hoon, frunciendo el ceño mientras guarda sus notas. Es un productor experimentado, con años en la industria, y siempre ha sido perceptivo.

—Sí, claro. Estoy bien —respondo rápidamente, adoptando mi tono profesional. No puedo dejar que noten el torbellino de emociones que siento. Necesito mantener mi postura—. Vamos al estudio. Tenemos que revisar las pistas antes de la grabación.

Eun-Seo, una joven productora que se unió al equipo el año pasado, asiente, y los tres nos dirigimos al estudio de grabación en el piso inferior. Camino con la cabeza en alto, manteniendo la compostura, aunque siento el peso de los recuerdos que me aplastan.

Al entrar al estudio, me invade una sensación de alivio. Este es mi santuario, donde puedo ser yo misma, lejos del caos del exterior. El estudio está equipado con lo último en tecnología de grabación; las paredes están cubiertas con paneles acústicos, y los instrumentos y consolas se alinean a lo largo de la sala, esperando ser usados. Aquí, las reglas del mundo exterior no importan. Todo es música, pura y simple.

Me siento frente a la consola de mezclas y comienzo a revisar las pistas en las que hemos estado trabajando para la colaboración entre BTS y TXT. Ji-Hoon y Eun-Seo toman sus asientos a mi lado, y pronto estamos inmersos en la tarea de ajustar los detalles, cambiando el tempo aquí, agregando efectos allá. La música siempre ha sido mi refugio, la forma de silenciar el ruido del mundo exterior. Pero hoy, incluso el estudio parece no poder ahogar la tormenta que se arremolina dentro de mí.

—La armonía aquí necesita algo más... tal vez un poco más de presencia de los bajos —murmura Eun-Seo mientras señala una parte de la pista en la pantalla. Asiento, ajustando los niveles.

A pesar de mis intentos por concentrarme, mi mente sigue volviendo al momento en que vi a Jimin entrar en la sala de juntas. Había esperado este día, claro, pero no estaba preparada. No estaba lista para ver ese brillo familiar en sus ojos, la mezcla de sorpresa y algo más que no podía descifrar. Los recuerdos de nuestras conversaciones en esa pequeña cafetería, sus risas y nuestras promesas rotas, todas esas imágenes flotan en mi mente.

—Creo que podemos agregar una capa de sintetizador suave aquí para darle más profundidad —sugiere Ji-Hoon. Sus ojos se clavan en mí, observándome con curiosidad—. ¿Qué piensas, Soo-Yun?

—Sí, eso podría funcionar —respondo, mi voz un poco más firme de lo que realmente me siento—. Algo que no sea demasiado prominente, solo un toque.

Ji-Hoon asiente y Eun-Seo comienza a trabajar en el ajuste. Me concentro en la pantalla frente a mí, en las ondas de sonido que se mueven con cada nota. La música es mi ancla, y me aferro a ella con fuerza.

Mientras ajustamos las pistas, Ji-Hoon, quien siempre ha tenido un sexto sentido para detectar cambios de humor, me lanza una mirada que me hace sentir expuesta.

—Sabes, podrías haberme dicho que Jimin iba a estar en esta reunión —dice de repente, sus palabras rompiendo el delicado equilibrio que había tratado de mantener.

Waiting For YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora