Una Mañana de Realización

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La mañana llegó demasiado pronto. La alarma sonó fuerte y penetrante, un sonido que detesté de inmediato. Estaba atrapada en ese espacio nebuloso entre el sueño y la vigilia, y la urgencia del despertador me sacudió de mi letargo con un brusco empujón.

Estiré la mano con torpeza para apagar la alarma, sintiendo la cabeza pesada y los ojos hinchados por el llanto de la noche anterior. Solté un gemido de frustración, deseando poder ignorar el mundo por unas horas más. Pero sabía que no podía hacerlo. Había compromisos que cumplir y, como siempre, tenía que seguir adelante.

Me incorporé lentamente, con los músculos tensos y entumecidos, y me froté los ojos con las manos. El peso del cansancio aún me mantenía pegada a la cama, pero con un suspiro resignado, me levanté y me dirigí al baño.

Una ducha caliente. Eso siempre ayudaba, o al menos eso esperaba. Mientras el agua caliente corría sobre mi cuerpo, cerré los ojos y dejé que el vapor llenara el espacio, esperando que el calor pudiera disipar el agotamiento que sentía tanto física como mentalmente. El agua tibia calmaba mis músculos tensos, y por un momento, sentí que tal vez podría soltar algo de la ansiedad que me envolvía desde la noche anterior.

El baño estaba en silencio, excepto por el sonido del agua golpeando los azulejos. Traté de concentrarme en ese ruido constante y relajante, dejando que mis pensamientos vagaran. Pero, inevitablemente, los eventos de la noche anterior volvieron a mi mente. La conversación con Jimin, la confesión de tantos sentimientos no resueltos, y la confusión de finalmente enfrentar todo lo que habíamos dejado atrás.

Sin embargo, de repente, un recuerdo me golpeó de lleno, y mis ojos se abrieron de par en par. Las personas en la sala de ensayos...

Me detuve, parpadeando mientras el agua seguía cayendo sobre mí. De repente, me di cuenta de algo que no había registrado por completo en el momento. Mientras hablaba con Jimin en la sala de ensayo, había otras personas allí, miembros del staff, bailarines... ¡y todos ellos nos habían escuchado!

Sentí una mezcla de vergüenza y horror recorrerme de pies a cabeza. Mis mejillas se enrojecieron, no por el calor de la ducha, sino por la vergüenza al darme cuenta de lo que había sucedido. Había estado tan concentrada en lo que Jimin estaba diciendo, en lo que yo necesitaba decir, que había olvidado por completo que no estábamos solos al principio. Y entonces, cuando la conversación se intensificó y los demás comenzaron a salir de la sala, no había pensado ni por un segundo en cómo podría haber parecido todo aquello desde su perspectiva.

Una risa involuntaria salió de mi boca, aunque fue más un bufido de incredulidad que otra cosa. Cubrí mi cara con las manos, sacudiendo la cabeza mientras el agua seguía cayendo.

—¡Qué vergüenza! —murmuré para mí misma, sin poder contener la risa que crecía en mi garganta.

Me imaginé la escena: Jimin y yo, discutiendo sobre nuestros sentimientos pasados y todos los errores que habíamos cometido, mientras una audiencia involuntaria nos observaba con sorpresa y tal vez incomodidad. ¿Qué habrían pensado? Debieron haber estado preguntándose si era alguna especie de drama en vivo.

La risa se volvió un poco más genuina, algo entre la diversión y el nerviosismo. El solo pensar en las caras de los bailarines y los miembros del staff tratando de encontrar la salida más cercana sin hacer ruido mientras la conversación se volvía más intensa era tan absurdo que no podía evitar reírme.

Me recosté contra la pared de la ducha, sintiendo cómo la risa me sacudía el cuerpo. Era una mezcla extraña de emociones: vergüenza, sí, pero también alivio. Al menos, después de todo lo que había pasado, podía encontrar algo de humor en la situación. Quizás eso significaba que estaba empezando a procesarlo, a manejar el caos que había en mi interior.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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