Recuerdos del ayer

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Después de la reunión, decido tomar un respiro. Aunque la sesión fue productiva y el ambiente entre BTS, TXT, y el equipo de producción fue bastante positivo, mi mente sigue atrapada en un torbellino de pensamientos. La presencia de Soo-Yun me ha sacudido más de lo que quisiera admitir. A pesar de nuestros intentos por mantenernos profesionales, las miradas furtivas y las conversaciones llenas de subtexto solo me recordaron cuánto ha cambiado y, a la vez, cuánto sigue igual.

Camino sin rumbo fijo por las calles de Seúl, mis pasos guiados más por la inercia que por una verdadera decisión. De alguna manera, termino frente a la pequeña cafetería donde solíamos encontrarnos. No es sorprendente; este lugar siempre ha sido como un imán para mis pensamientos cada vez que estoy confundido o nostálgico.

El letrero desgastado sobre la puerta de madera aún cuelga en su lugar, y el aroma familiar de café recién molido flota en el aire. Empujo la puerta, y la campanita tintinea suavemente, anunciando mi entrada. El lugar está casi vacío, salvo por un par de clientes dispersos. Es reconfortante, de alguna manera. Aquí, el tiempo parece haberse detenido.

El barista me reconoce y me saluda con una inclinación de cabeza amistosa. Yo respondo con una pequeña sonrisa antes de dirigirme a la esquina más alejada del café, a la mesa junto a la ventana, la misma donde solíamos sentarnos Soo-Yun y yo. Me dejo caer en la silla, y de inmediato, los recuerdos empiezan a asaltarme.

Aquí fue donde nos conocimos realmente, lejos de los reflectores, lejos de los rumores. Esta mesa fue testigo de tantas risas, conversaciones profundas, y miradas que decían más de lo que las palabras podían expresar. Recuerdo cómo ella siempre llegaba primero, con una sonrisa traviesa y dos cafés latte esperando. Me gustaba observarla mientras ella revolvía su café de vainilla sin azúcar, siempre concentrada, siempre tan llena de vida.

—¿Te gustaría pedir algo, Jimin-ssi? —pregunta el barista, sacándome de mis pensamientos.

—Un americano, por favor —respondo automáticamente, sin pensarlo demasiado. Mi voz suena más suave de lo que esperaba.

Mientras espero mi café, mi mente sigue volviendo a aquellos días. Las veces que ella se apoyaba en la mesa, contándome sobre sus sueños y metas. Su risa cuando le contaba mis preocupaciones sobre una coreografía que no me salía o cuando me ayudaba a improvisar letras para una nueva canción. En esta misma mesa, compartimos tantas confidencias, tantas esperanzas... y también, sin saberlo, tantos finales no dichos.

El barista deja el café en mi mesa con una sonrisa, y yo lo tomo, envolviendo mis manos alrededor de la taza caliente. Miro por la ventana y observo a las personas pasar. Me pregunto si alguna vez se sintió tan atrapada como yo. Si se sentía pequeña en esta ciudad tan grande, si las presiones de mi mundo llegaron a aplastarla. Lo pensé entonces, pero no lo suficiente. Y esa es una de las cosas que más me atormenta.

Respiro profundamente y cierro los ojos, dejando que el calor del café y los recuerdos me invadan. Aún puedo verla aquí, sentada frente a mí, con su cabello cayendo en suaves ondas alrededor de su rostro, sus ojos grandes llenos de pasión por lo que amaba. ¿Cómo dejé que todo se desmoronara?

Recuerdo la última vez que nos vimos aquí. Era una noche lluviosa, como si el clima supiera lo que estaba por venir. Ella me miraba, sus ojos grandes llenos de dolor mientras yo trataba de explicarle que necesitábamos separarnos. Que no podía soportar verla sufrir más por mi culpa, por el acoso de los fans, por los rumores incesantes. Pero incluso mientras pronunciaba esas palabras, sabía que una parte de mí lo hacía por miedo. Miedo a no poder protegerla, miedo a perder el control.

Soo-Yun me había mirado con lágrimas en los ojos, pero con una determinación que casi me rompió. Ella no suplicó, no trató de convencerme de lo contrario. Simplemente aceptó mi decisión, tan fuerte como siempre. Ese fue el final, al menos para nosotros.

Waiting For YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora