Waiting For You

Un abrazo

El silencio en el departamento de Jimin era denso, cargado de todas las palabras no dichas, de todos los momentos que nos habían llevado hasta aquí. La conversación en la sala de ensayos había abierto viejas heridas, y ahora, sentados en su sala de estar, sabíamos que era el momento de enfrentarlas.

Jimin había confesado que su decisión de terminar nuestra relación había estado llena de miedo y confusión. Admitió que había manejado mal la situación y que su comportamiento había sido cruel. Pero había algo más que necesitaba preguntarle, algo que me había carcomido durante mucho tiempo y que nunca había tenido la oportunidad o el valor de sacar a la luz.

Respiré hondo, sintiendo mi corazón latir con fuerza en mi pecho. Lo miré, mis ojos fijos en los suyos, y supe que era ahora o nunca.

—Jimin, quiero preguntarte algo —dije, mi voz temblorosa pero firme—. Cuando mi abuela falleció... te envié un mensaje. Te dije que te necesitaba, que estaba destrozada. ¿Por qué no me llamaste?

Sus ojos se abrieron un poco más, como si no esperara que ese fuera el siguiente tema. Pude ver la sorpresa en su rostro, pero también algo más profundo, una sombra de culpabilidad que no podía ocultar. Se tomó un momento para responder, y en ese momento supe que él recordaba exactamente de lo que estaba hablando.

—Lo recuerdo... —dijo lentamente, su voz bajando, casi como un susurro—. Dijiste que necesitabas hablar conmigo... pero yo...

—Tú dijiste que estabas ocupado —lo interrumpí, mi voz se quebró por un momento—. Dijiste que estabas ocupado, y al día siguiente, vi las fotos de ti con tus amigos. De fiesta. Bebiendo. Como si nada importara.

Jimin cerró los ojos, como si estuviera tratando de contener sus propias emociones. Sus manos se entrelazaron, y pude ver cómo las apretaba nerviosamente.

—Sé que lo hice... y lo lamento, Soo-Yun. No sé cómo explicarlo, pero después de nuestra ruptura, no sabía cómo manejar las cosas. Me sentía perdido, confundido... y pensé que mantenerme alejado era lo mejor para ambos. No quería... no quería complicarlo más.

Sentí una mezcla de rabia y dolor burbujear en mi interior. No sabía si quería gritar o llorar. Lo que estaba escuchando solo parecía una excusa débil.

—¿Mantenerte alejado? —repetí con incredulidad—. Jimin, te estaba pidiendo ayuda. Mi abuela acababa de morir, y tú eras la única persona a la que podía recurrir en ese momento. ¿Y piensas que mantenerte alejado era lo mejor? —Mi voz se rompió al final, las lágrimas volviendo a nublar mi vista.

Él me miró con ojos llenos de dolor, como si mis palabras lo estuvieran golpeando directamente en el corazón.

—Sé que debería haber estado allí. Sé que debería haber respondido de otra manera... —admitió, su voz temblando ligeramente—. Pero después de romper contigo, no sabía si tenía el derecho de estar en tu vida de esa manera. Pensé que tal vez sería más doloroso para ti verme. No quería ser una carga más.

Las lágrimas finalmente comenzaron a caer por mis mejillas, ya no pude contenerlas. Toda la ira, la tristeza y el resentimiento que había estado guardando durante tanto tiempo brotaron a la superficie.

—No necesitaba que tomaras esa decisión por mí, Jimin. No necesitaba que decidieras por mí si verte sería doloroso o no. Necesitaba a alguien, necesitaba a la persona que una vez fue mi refugio. Pero en su lugar, tú elegiste seguir con tu vida, elegiste salir con tus amigos y olvidarte de todo.

Jimin dejó escapar un suspiro tembloroso, inclinando la cabeza. Podía ver el remordimiento en sus ojos, la forma en que sus hombros se tensaban como si llevaran el peso del mundo.