Capítulo O6

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Jungkook dudó un instante qué hacer en ese momento. Había algo dentro suyo, algo fuerte y latente que rogaba por ir hasta donde estaba Jimin y aclarar todo, consolar al chico y decirle que no era así. Que Rose no es su omega y que por favor lo perdone, y ese algo era su propio alfa interno.

Pero desistió. Se ocuparía de eso después, ahora debía atender a la omega que estaba en su puerta, aguardando por él.

Caminó hasta ella, y la vió allí parada. El olor a ¿celos y enojo? llegaba hasta él. Se paró en la puerta de su penthouse, y la miró. Trató de ignorar ese sentimiento de enojo que estaba surgiendo ahí mismo.

—¿Rose? —preguntó, conteniendo la molestia—. ¿Necesitas algo? Nos vimos esta mañana —le recordó. La omega bajó el cabeza e instintivamente mostró el cuello en señal de sumisión ante el alfa—. Argh no hagas eso. No te haré daño.

—¿Él, es tu...es tu omega? —preguntó, levantando la vista—. El chico es tu omega —afirmó, sintiendo el aroma a enojo emanar del alfa.

—¿A qué has venido? —ignoró lo que la chica dijo.

—A traerte estos d-documentos —señaló una pequeña pila de papeles—. Necesito tu firma.

Jungkook agarró lo que la omega le tendió, se acercó hasta la mesa y buscó una lapicera para luego hacer un par de firmas. El alfa vió la duda en Rose de si debía entrar o no. No lo hizo, puesto que el mayor ya estaba frente suyo nuevamente pasándole los papeles.

Vió a la chica estirar, nada disimuladamente, el cuello para intentar ver algo u olfatear. El lugar estaba plagado del dulce y sabroso aroma a Jimin, hasta él lo tenía pegado a su cuerpo gracias al tiempo que pasa junto al chico. Ella frunció la nariz.

—¿Por qué le has dicho a Jimin que eres mi omega, Rose? —preguntó, cruzando los brazos, resignando.

—¿Él es...?

—Contesta, por favor —habló más alto, evitando usar su voz de alfa con ella. Nunca la usaba y aborrecía a quienes lo hacían porque un omega por naturaleza haría cualquier cosa que le diga usando ese tono de voz.

—Tu padre me lo dijo...me dijo...que —la oyó tragar—, que yo sería tu omega, Jungkook. Me puse celosa. Perdón —murmuró, apenada. Jungkook cerró con fuerza los ojos, apretándose el puente de la nariz y soltando involuntariamente un pequeño gruñido de exasperación.

La culpa no era suyo, sino de su padre.

—Está bien —habló, calmado—, pero una cosa te debe quedar claro Rose, lo que te diga mi padre no es lo que yo haré. Por favor, necesito que devuelvas la tarjeta llave con la que entraste al ascensor —la omega pareció confundida un momento, y después enojada lo sacó de su cartera, pasándola al alfa.

Ahora que Jimin estaba allí, y no sabía por cuánto tiempo sería, no podía dejar que otra persona viniera sin permiso.

Rose asintió, acomodando los papeles en su brazo y dando la vuelta para ir hasta el ascensor. No dijo absolutamente nada, pero de algo estaba segura. Esto no iba a quedar así.

Cerró la puerta, con un poco de fuerza demás. Por supuesto que no iba a quedar así, pensó. Pero, de eso se iba a ocupar después ahora tenía que hablar con Jimin, lo necesitaba.

Caminó hasta la puerta del baño, se quedó ahí apoyado con una mano en el marco y la otra en la cintura.

Golpeó.

Silencio.

—¿Jimin? —preguntó. El omega no contestó. Escuchó un momento, le pareció oír que estaba vomitando y se puso alerta—. ¿Te encuentras bien? Por favor, háblame, omega —rogó, algo más desesperado.

burdel 𐙚 kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora