—Quiero hacerte un nido —sus palabras rompieron la tranquilidad que estaban compartiendo.
—¿Qué...un ni- —Jimin pareció pensarlo por un momento, frunciendo el ceño en la penumbra—. ...un nido? Pero Kook, eso no se hace más, hace mucho tiempo —recordó, un poco divertido.
Jungkook sonrió. Estiró el cuello, besando suave los labios de Jimin. Se separó a penas, para hablar desde ahí.
—Ya sé que no, omega —dijo en un murmullo. Volvió a besar la nariz, cada párpado cerrado y su frente—. Pero quiero que tengas uno. Que tengan uno. Aquí, justo en la habitación. Será tu lugar, vas a poder anidar allí —enumeró, bajando por la piel del omega hasta la mandíbula, saboreando el gusto de su piel. Era el mal dulce, un néctar que le daba vida.
—N-no sé como funcionan —murmuró, dejando el alfa le llenara de caricias el cuerpo y le bese el alma—. Nunca ví uno, alfa —cerró los ojos, cuando el mayor paso su mano por su pequeña pancita, que prácticamente no se notaba aún.
Estaban en la cama de Jungkook. Acurrucados uno al otro. La desazón que sintió a la mañana, cuando la madre de Jungkook supo que estaba embarazado había quedado atrás, el malestar de estar ocultando, el miedo y la incertidumbre se fueron, cuando Jungkook le aseguró que no le importaba y que quería ser su alfa, que quería cuidar de ambos.
Sentía perfectamente la palma del alfa en su piel, cálida y segura.
—Vamos a comprar mantas —murmuró cerca de su oído—. Muchas de ellas, las que tú quieras y más te gusten. Almohadones y cojines, cuánto más mejor. Lo voy a armar allí, justo en la esquina de la habitación, el lugar es muy grande y cabrá perfectamente. Va a ser suave, y mullida. Tiene que ser cómodo para ti, para el cachorro y —se lamió los labios, antes de dejar un beso en la sien del omega. Jimin flotaba entre nubes—. Si... tú me dejas, también los puedo acompañar, si quieres. Normalmente los alfas la llenan de su aroma, para que los omegas se sientan tranquilos cuando estos no están. Es privado, y tú vas a decidir allí adentro. Va a ser tuyo. De nadie más. Ni siquiera mío.
Jimin se mordió el labio.
No creía lo que estaba escuchando.
—¿Cómo no voy a dejar que entres, alfa? —preguntó incrédulo—. Es lo más hermoso que me ofrecieron jamás. Tú... tú ¿Lo marcaría con tu aroma al nido? ¿Para mí? —la duda instalada en su voz.
Jungkook sonrió inconsciente.
Si. Por supuesto que lo haría.
—Sí... si a ti te parece bien la idea, Jimin —murmuró. Sus cuerpos eran cálidos juntos, bajo las frazadas. Jimin asintió rápido. Fuera, una tormenta de aguanieve se libraba paso—. Sé que esto es antaño, pero quiero hacerlo. Y también quiero hacerte un cortejo, omega —Jimin abrió la boca, grande, se le aguaron los ojos—. Quiero que tu te sientas especial, te voy a comprar todo lo que quieras. Te voy a cocinar, y preparar cosas especiales. No tengo mucha idea, pero podemos inventar nuestro propio cortejo ¿Te gustaría?
Jimin calló unos momentos.
—Si, alfa —murmuró. Jungkook se elevó con un codo, para ver el rostro del chico. Éste evitó su mirada.
—¿Estás bien, Jimin? —preguntó, preocupado—. ¿Te sientes bien? ¿No te gusta la idea? Yo solo quería te-
—No, no, Jungkook —consiguió decir. Las malditas hormonas otra vez jugando con él—. Me encanta. Me encanta la idea Kook, es que nunca me imaginé que me...me harían sentir así, especial. Es una tontería, debe ser el embara-
Jungkook lo besó. Con ternura. Con suavidad. Saboreando lo salado de sus lágrimas.
—Siempre voy a querer que te sientas especial, porque lo eres. El omega más especial de todos, el más hermoso y lindo, el más bueno —aseguró.
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burdel 𐙚 kookmin.
RomanceJeon Jungkook es un alfa, fuerte y seguro, concurre una noche al burdel Petit Omega para culminar el día de su cumpleaños, casi obligado por su amigo de la vida, pero éste está seguro que es mala idea. Lo que no sabe, es que conocerá a un Omega de o...