Final

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Jungkook sostenía la mano de Jimin firmemente entre la suya acariciando con su pulgar delicadamente, mientras el omega movía su piernas nerviosamente como en un tic. Su alfa lo había visto suspirar varias veces a su lado. Apretó su agarre, llamando la atención del chico, y éste lo miró. Le sonrió, cálido y lindo, como siempre hacía el ojiazul para lograr tranquilizarlo.

—Debes estar tranquilo, mi hermoso omega —susurró el mayor, besando los nudillos del chico con delicadeza. Jimin asintió, liberando un poco de tensión.

Estaban a espera del médico que los estaba atendiendo. Luego del episodio de Jimin más temprano, el alfa arregló para poder ir juntos a la clínica. Daehyun se quedó con sus abuelas en su casa una vez que se durmió.

Jimin seguía diciendo que algo malo habría comido, que estaba bien y que se le iba a pasar, pero su alfa no terminó de convencerse y prefirió que fueran al hospital a que alguien lo atienda, por las dudas. Ahora el omega tenía miedo de que algo malo le estuviera pasando, después de que le mandaran estudios de sangre y orina. De los cuales, el resultado estaría en unos minutos.

—¿Ha escrito alguien por Daehyun, alfa? —preguntó el rubio, después de un par de minutos en el mismo lugar. Jungkook sacó su celular, y revisó los mensajes.

Daehyun duerme, tal como cuando se fueron. Que Jimin se quede tranquilo, amor. Avísanos cualquier cosa que suceda, cariños... mamá —recitó el alfa. Jimin asintió, todavía algo nervioso. Jungkook le acomodó el cabello detrás de la oreja, con suavidad. Lo envolvió en un abrazo cálido y dejó que se acercara a su pecho.

El omega se acomodó ahí, impregnando sus sentidos del aroma del alfa, fuerte y seguro como siempre. Restregó su mejilla contra la piel a penas expuesta, y Jungkook rió.

—Eres como un pequeño gatito —susurró, acariciando sus rulos—. Uno con rizos hermosos. Rebeldes y maravillosos...

Jimin sonrió.

—Me gusta ser tu gatito —casi ronroneó. Jungkook gruñó bajo y grave, y cuando estaba por contestar el doctor ingresó. Tenía un sobre blanco, con letras azul oscuro impresas al frente, sujeto en las manos. Jimin se tensó automáticamente, sentándose recto pero sin perder el toque con el mayor.

El médico, un alfa, se sentó frente suyo. Jungkook se acercó más a su omega y lo abrazó por los hombros, mirando fijo al hombre. Jimin rió bajito. No podía con su genio.

Jungkook era bastante celoso cuando otro alfa estaba cerca. Lo sujetaba por su cintura, siempre con delicadeza, solo para que quedara claro. Le besaba la mejilla o lamía su marca, y todo el tiempo lo mantenía pegado a sí mismo. A Jimin le gustaba un poco cuando se ponía así, así que entrelazó sus dedos para calmarlo. Lo sintió relajarse despacio.

Él los miró, sonriendo despacio. Extendió el sobre y sacó su contenido. Leyó bajo la atenta mirada verde y azul, ansiosa. Asintió.

—Bueno, Jimin —comenzó, elevando su mirada gris—. No hay ningún problema del qué preocuparse. Estás sano —sonrió.

—¿Entonces por qué los ataques de vomitos y mal estar, doctor? —habló Jungkook, con voz gruesa.

—Oh, para eso sí hay una explicación —dijo despacio—. Jimin, estás embarazado de tres semanas —dijo suave, mirando a la pareja.

Y como por arte de magia, el tiempo se detuvo para ambos. Un zumbido nació en los oídos de Jimin, aislando todo a su alrededor.

Embarazado —en su mente sólo se repetía eso. Pero si se habían cuidado con supresores ¿Qué sucedió? Parpadeó. Un latido de corazón sucedió y pronto sintió como sus ojos humedecer. La imagen de Daehyun le llegó de repente, todo chiquito y durmiendo en su pecho. Luego la de Jungkook. Su mirada azul turquesa, profunda y fuerte. Dos cuencas extensivas del océano mismo, justo frente suyo.

burdel 𐙚 kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora