Corría el tercer día que Jungkook no asistía a la oficina, y ciertamente tanto Hoseok como Namjoon estaban un tanto preocupados. Habían recibido a penas un mensaje del ojiazul, días atrás, que decía no poder ir a la oficina en los próximos días pero para ser sinceros, el beta no creía que su amigo pudiera durar tanto tiempo alejado de la oficina puesto que si había algo que lo definía era obsesivo por el trabajo. Sí, eso encajaba perfectamente con el alfa, al menos hasta hace un tiempo.
Era por eso que ahora, a raíz de su desaparición repentina, tanto él como su alfa amigo, Namjoon, estaban tocando el timbre del penthouse de Jungkook con la esperanza de poder encontrarlo y ver si no había muerto en estos días, según palabras del propio Hoseok.
Tanto él como Namjoon estaban al tanto de Jimin, pero no lo han conocido aún, oficialmente, puesto que lo habían visto una vez pero esa no contaba, y es que Jungkook es un tanto cerrado en su vida privada e íntima, pero vamos...ellos son sus amigos y quieren, necesitan, conocer al omega que hizo que el castaño diera un cambio radical en su vida.
Varias veces en esos días se lo quedaban mirando, mientras él no se daba cuenta, y lo veían sonreír a la pantalla como un bobo enamorado. Colgaba la charla por contestar algún mensaje que suponían era de Jimin, o simplemente desaparecía atendiendo/haciendo un llamado y volvía con las mejillas coloradas y los ojos soñadores. Ninguno le decía nada, nunca.
Pero ahora allí, esperaban tener algún mínimo de respuesta. Iban a obtenerlas, cueste lo que cueste.
Una voz que no conocían salió por el intercomunicador. Hoseok se quejaba que tenía los dedos de la mano congelados justo en ese momento.
—¿Si? —la voz que salió por el intercomunicador era suave a través de él. Hoseok y Namjoon se miraron, sin entender—. ¿Kook? ¿Te haz olvidado la tarjeta de entrada?
Namjoon le hizo una seña con la cabeza para que el beta hablase, y el rubio peleó en silencio para que el otro contestara. El pelinegro terminó hablando, resignado. Hoseok nunca perdía, el muy maldito.
—Ehm, hola. No, no soy Jungkook —contestó rápido. Oyeron una respiración del otro lado—. Somos Hoseok y Namjoon, amigos suyos. Venimos a ver a Jungkook.
—Jungkook no está en éste momento, disculpen —lo oyeron murmurar en un tono que no supieron cómo interpretar.
Detrás suyo los automóviles pasaban y la gente caminaba sin prestarles atención alguna al par.
Ambos amigos pensaron. Dudaron si deberían pedirle al omega de un alfa, que se encuentra solo y embarazado, que abriera la puerta a dos personas desconocidas para él.
Antes de que pudieran decir algo, vieron que, su amigo, el alfa ojiazul se acercaba con un par de bolsas en cada mano. Se quedó parado frente a ellos, cuando alzó la vista y los vió.
—Hey, chicos —les dijo, confundido. Agarró con las fuerza las bolsas que se estaban de su agarre—. ¿Pasó algo... qué hacen aquí, muchachos? —murmuró, su mirada vagando de uno al otro, frunciendo el ceño.
¿Sucedió algo en la oficina?
—Kook —murmuró Jimin del otro lado. Jungkook desvió la vista hacia el intercomunicador.
—Jimin, bebé —se acercó y le hablo despacio. Los otros se le quedaron viendo—. ¿Estás bien? ¿Todo bien? —preguntó, con suavidad.
—Mhm —contestó, evidentemente más relajado—. Me duelen los pies nada más, pero estoy bien —más alegre al escuchar la voz de su alfa.
—Enseguida voy amor, y te hago masajitos ¿Si? —Jimin rió bajito del otro lado, contestó con un pequeño asentimiento y colgó.
Cuando el alfa giró hacia sus amigos, estos lo veían con avidez y ojos grandes.
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burdel 𐙚 kookmin.
Storie d'amoreJeon Jungkook es un alfa, fuerte y seguro, concurre una noche al burdel Petit Omega para culminar el día de su cumpleaños, casi obligado por su amigo de la vida, pero éste está seguro que es mala idea. Lo que no sabe, es que conocerá a un Omega de o...