Ellos habían pensando que lo difícil solamente sería en los primeros años, en donde, los pequeños estaban todo el tiempo en un abundante peligro por su tamaño y fragilidad. Pero entre más años pasaban, más difícil se volvía.
Sobretodo al tener mellizos con personalidades tan diferentes y a su vez similares.
Annie era una bomba de tiempo, era demasiado energética, sociales y risueña. Parecía tener pulgas en la cola, pues no podía quedarse quieta ni para su propio bien, hablaba hasta el punto de secar su garganta y siempre movía sus brazos o piernas al hablar, era casi un mal hábito que tenía.
Por su parte Ryutaro era calmado, al punto que a veces ni siquiera se notaba su presencia. De pequeño era bastante llorón y miedoso, pero ahora con ocho años simplemente había evolucionado a ser un niño tranquilo.
Gracias a él Ranpo y Edgar podían descansar un poco sin temor a que se metiera en problemas, pero, por otro lado...
Sonó un gran estruendo.
- ¡PAPÁ, MAMÁ, ANNIE TIRO LA BIBLIOTECA! –
- ¡NO LE CREAS, ES MENTIRA! –
Era el acusador número uno de su melliza.
Ambos adultos corrieron rápidamente hacia el lugar de los hechos. Una vieja biblioteca en madera lujosa estaba en el suelo y afortunadamente no se había roto con el impacto.
Ah, y los niños estaban ilesos.
Los libros se regalan por lo suelos como manchas de pintura sobre un lienzo y Annie tenía una mal disimuladas cara de culpable.
– ¿Los dos estás bien? – Preguntó Edgar.
– Si papá. – Dijo Annie en un hilo de voz.
Ella sabía que no podía engañar a ninguno de sus padres, mucho menos a su madre, quien era el detective más aclamado de todo Japón. Pero tenía miedo de ser reprendida.
Ranpo se agachó a su altura y la abrazo suavemente.
– Solo querías leer una de las novelas de papá, no hiciste nada malo Caramelito. – Le dijo reconfortante. – Solo, la próxima vez debes pedir ayuda. No queremos que te lastimes.
La niña asintió conteniendo las lágrimas que amenazaban por salir de sus ojitos.
Luego del drama, entre los cuatro se encargaron de ordenar nuevamente los libros que de habían caído del estante y Ranpo hablaba con su esposo sobre buscar una manera de fijar ese mueble y así evitar más accidentes como esos en un futuro.
A medida que los niños crecían, Ranpo y Edgar se daban cuenta de que la crianza no se volvía más fácil, sino todo lo contrario. Con Annie siendo una verdadera fuerza de la naturaleza y Ryutaro su contraparte tranquila, equilibrar las personalidades de los mellizos se volvía cada vez más desafiante.
Después del incidente con la biblioteca, Ranpo y Edgar se esforzaron por calmar a Annie y asegurarle que no estaba en problemas. Sin embargo, la tensión seguía en el aire cuando ella comenzó a discutir con su hermano por haber sido acusada injustamente.
– ¡Ryutaro, no debiste acusarme! – gritó Annie con los ojos llenos de lágrimas y la cara aún marcada por la culpa.
– ¡Yo no lo hice! – replicó Ryutaro visiblemente molesto por haber sido señalado como el "acusador número uno".
– ¡Si me acusaste! – Grito ella. – ¡Eres el peor hermano en la historia de los hermanos!
– ¡No soy malo! – Ryutaro se vio visiblemente afectado por lo que su melliza dijo. – ¡Annie es la peor hermana en la historia de los hermanos! Siempre te metes en problemas y... Y... Eres muy ruidosa y no te quiero.
Cuando dijo lo último, Annie nuevamente empezó a llorar.
– Yo-Yo tampoco te quiero entonces. – Sollozo. – Ryutaro siempre es malo conmigo y me acusa con papá y mamá ¡Además eres muy aburrido!
– Ara... Están peleando. – Dijo Ranpo viendo como ambos pequeños de ocho años se declaraban la guerra. – ¿Cómo los detenemos?
– Pensé que hoy sería un día tranquilo. – Se quejó antes de agacharse y separar a los dos pequeños que estaban a punto de empezar un duelo físico. – Bien, es suficiente señoritos.
Que Edgar usará un tono tan firme y fuerte, asustó a los pequeños y un poco a Ranpo, quien a veces olvidaba que su esposo era todo un alfa dominante.
Después de que Edgar interviniera con un tono firme, los mellizos se quedaron en silencio, mirándolo con ojos grandes y sorprendidos. Ranpo los observaba con atención, esperando que entendieran la gravedad de la situación.
– Annie, Ryutaro, escuchen con atención lo que su papá les va a decir. – Dijo Ranpo, colocando una mano sobre el hombro de cada uno de los niños.
Edgar se acercó a ellos, su expresión seria pero amorosa al mismo tiempo.
– Decir que se odian mutuamente es algo muy grave. Las palabras tienen mucho poder y pueden herir a las personas más de lo que creen. No pueden decir cosas así solo porque están molestos el uno con el otro. – Explicó Edgar.
Los mellizos asintieron, sintiéndose avergonzados por haber llegado tan lejos en su discusión.
– Lo siento, Ryutaro. No quise decir que no te quiero de verdad. – Murmuró Annie bajando la mirada aún con lágrimas en sus ojos esmeralda.
– Yo también lo siento, Annie. No debí decir esas cosas. Todavía te quiero, incluso si eres ruidosa a veces. – Respondió Ryutaro mirando a su hermana con sinceridad.
Era la primera vez que Ryutaro no era quien lloraba desconsolado, de hecho, sus ojos violetas veían con seriedad a su hermana mayor por un par de segundos.
Edgar sonrió, satisfecho de que los niños hubieran entendido la lección.
– Está bien. Todos cometemos errores, lo importante es aprender de ellos y tratar de ser mejores la próxima vez. – Sonrió nuevamente el alfa.
Ranpo asintió, agradecido por la forma en que su esposo manejaba la situación.
– Ahora, ¿cómo podemos solucionar esto? ¿Qué tal si se dan un abrazo y se perdonan mutuamente? –
Los mellizos se miraron el uno al otro y luego asintieron tímidamente. Se abrazaron con fuerza, sintiendo el alivio de dejar atrás la tensión y el resentimiento.
– ¿Ven? Así es como se resuelven las peleas. Con amor y perdón. – Dijo Ranpo sonriendo mientras los niños se separaban.
– Lo siento por empezar la pelea. – Dijo Ryutaro mirando a su hermana con disculpa.
– No importa, yo también lo siento. ¡Somos amigos de nuevo! – Exclamó Annie extendiendo una mano hacia su hermano.
– Amigos para siempre. – Dijo Ryutaro estrechando la mano de su hermana con una sonrisa.
Ranpo y Edgar observaban con orgullo cómo los mellizos superaban su pelea y se reconciliaban, sabiendo que la crianza de los niños seguiría siendo un desafío, pero que siempre valdría la pena.
[✨]
Holi
Quedó corto el capítulo pero hago lo que puedo, recién salí del hospital y hoy me duele el estómago TT
Espero que les haya gustado el capítulo
Me gustaría continuar la historia con los nenes de adolescentes teniendo dramas y que tal ¿Han leído regálame flores 2? Algo así aldjksd o que opinan?
En fin
Espero que les haya gustado
Babai
Yuri
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Little candys - BSD (omegaverse)
FanfictionRanpo amaba con su vida tres cosas, a su esposo Edgar, los dulces y especialmente a pequeños rayos de sol, sus dos hijos. - ¡PAPÁ ANNIE TIRO LA BIBLIOTECA! - ¡NO LE CREAS, ES MENTIRA! ✓ Historia 100% mía ✓ Fluff, comedia ✓ Omegaverse ✓ Contenido L...