Un día en la guardería

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Cuando los pequeños Poe llegaron a la guardería corrieron a saludar a su profesora favorita. Una chica joven con amable sonrisa que era la ayudante de la profesora principal.

Las profesoras les ayudaron a dejar sus cosas en los casilleros con su nombre, el día siempre empezaba con actividades lideradas por las profesoras, con el fin de  enseñarles cosas básicas a los pequeños de forma lúdica.

Luego de un rato, finalmente eran libres de jugar con todo lo que tenían al su alrededor.

La guardería se llenó de risas y risueñas travesuras mientras los pequeños empezaban sus nuevas aventuras.

Annie y Ryutaro generalmente estaban juntos todo el día, pero ese en específico la niña decidió que jugaría separada de su mellizos.

– Tu con Sigma-chan. – Le dijo sería. – Annie juega allá sola.

Ryutaro en un principio se negó, casi al borde de las lágrimas, pues no quería separarse de Annie.

¡Siempre estaban juntos!

¿Por qué su hermana quería abandonarlo tan de repente?

Aún así, la pequeña se alejo, dejando muy en claro que no quería que la siguiera. Ryutaro con sus ojos llenos de lágrimas no supo que hacer, así que busco al pequeño Sigma, quien estaba coloreando un libro y se acercó.

En la esquina de la sala, Annie estaba rodeada de bloques de construcción, ella en ese momento estaba preparando su obra magna, un gran castillo de bloque que ante sus ojos era la mejor construcción en la historia de la arquitectura y ella estaba muy orgullosa de su obra de arte.

No obstante, cuando dos pequeños estaban dando vueltas por ahí, corrieron a su lado, sin querer, patearon un pequeño balón de plástico.

La bola roja cayó en el castillo de Annie como un imponente meteorito, destruyendo todo a su paso.

Annie vio la escena llena de horror, cada pieza de su hermoso castillo caía dramáticamente en cámara lenta y cuando aquella pieza roja en forma de rectángulo tocó la suave alfombra. La pequeña rompió en llanto llamando la atención de las adultas y de su hermano, quien coloreaba junto a Sigma.

– ¿Estás bien, Annie-chan? – Preguntó preocupada. – ¿Te duele alguna parte?

– Ko-Kota-chan... Wah... Fuka-chan... Estu-Estuyeron mi catillo. – Se quejó mientras lloraba mares señalando el montón de bloques de plástico que en un algún momento fueron un castillo.

Ryutaro corrió a ver qué pasaba con su melliza y al escuchar que lloraba por culpa de los niños fue detrás de ellos.

– ¿Po qué hicieron lloal a Annie? – Le preguntó enojado.

– ¿Quen es Addi? – Le preguntó de vuelta.

– Mi manita. –

Cómo el otro niño no quiso responder más ni disculparse, Ryutaro enojado hizo algo que jamás hubiera imaginado, algo que luego le iba a causar arrepentimiento.

Empujo al niño haciendo que cayera en la pila de cobertores que tenían en una esquina.

El niño, a pesar de no haberse lastimado, se asustó por lo cuál empezó a llorar. Ryutaro por su parte empezó a sentirse arrepentido y ansioso por lo cuál también empezó a llorar y ambas profesoras entraron en crisis.

La escena se convirtió en un pandemonio de emociones infantiles y las profesoras Aiko y Yuki actuaron de inmediato para restaurar la calma.

– Ryutaro-kun, comprendemos que estás molesto, pero empujar no es la solución. – Le dijo con calma la profesora Aiko acercándose al pequeño.

Little candys - BSD (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora