Evasión

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Para variar, me sentía bastante contento el lunes por la mañana. Tal vez se debía a que caminaba hacia la clase de Español de la mano con el ser más hermoso del planeta, o simplemente a que volvía a ser un hombre libre de nuevo.

O quizás ni siquiera tenía que ver conmigo y simplemente me estaba dejando llevar por la atmósfera estudiantil, lista para abandonar el instituto de una vez por todas y entrar de lleno a la edad adulta. Había señales por todas partes. Los carteles llenaban las paredes y por todo lado volaban folletos con recordatorios para comprar los anuarios, las tarjetas de invitación a la graduación, los plazos para encargar las togas, borlas y sombreros, y sobre todo, los anuncios adornados con rosas publicitando el baile de fin de curso.

Le había hecho prometer a Edythe que no me haría pasar por eso otra vez, de todas formas, ya había tenido una experiencia humana al respecto.

Cuando llegó la hora del almuerzo y me dirigí a la mesa en compañía de Edythe y mis amigos Archie, Allen y Becca, decidí que lo que me tenía tan contento era mi nueva libertad personal. Pensé en sugerirles que nos viéramos el fin de semana para celebrarlo, pero Allen fue más rápido.

—¿Ya enviaron sus tarjetas de invitación? —preguntó mirándonos a todos con ojos preocupados, casi en pánico.

—No, mi mamá sabe que me gradúo y mi papá también —me encogí de hombros.

—¿Y ustedes? —les preguntó a Archie y Edythe.

—Todo arreglado — sonrió Archie.

—¡Qué suerte! — gimió —. Mi madre tiene una familia en verdad enorme —hizo un gesto de grandeza con las manos —, y quiere que escriba todas las tarjetas a mano, son como un millón, no sé qué voy a hacer.

—Yo te ayudo —intervino Becca tomándolo de la mano —mi letra es muy bonita.

—¿De verdad? Eres la mejor —suspiró aliviado.

—Yo también podría ayudarte si quieres — dije pensando en pasar tiempo fuera de mi casa.

—Sería genial, Beau, muchas gracias —sonrió feliz.

—Oye, Edythe —la llamó Becca —. ¿Ya tienes tu vestido para el baile? —preguntó con entusiasmo.

—No... en realidad no voy a ir —se encogió de hombros —. Tenemos algo que hacer ese día —sonrió para demostrar que no le molestaba perdérselo. Archie también había renunciado al baile por mi salud mental, de todos modos, ya había ido a un montón como este.

—Ohh, es una lástima —contestó Becca genuinamente decepcionada. Estaba claro que consideraba a Edythe su amiga y que le hubiera gustado pasar rato en el baile con ella —. En ese caso, ¿te molestaría acompañarme el sábado a buscar vestidos?

Edythe se desconcertó y dirigió la mirada a Archie. Yo me reí por lo bajo. Estaba seguro de que jamás se había visto en esa posición. Era fácil imaginar a una Edythe sin amigos por casi noventa años y de repente era invitada a un día de chicas. Archie intervino para su alivio.

—Eso sería maravilloso, Edythe. Y más tarde podríamos salir para celebrar la nueva libertad de Beau, su padre le levantó el castigo —anunció contento —. ¿Qué podríamos hacer para celebrarlo? —se preguntó con ojos soñadores. Pude verlo imaginando grandes cosas, a veces no lograba frenar esa tendencia a llevar las cosas más allá.

—Sea lo que sea que estás pensando, Archie, no creo que pueda gozar de tanta libertad — reí.

Allen sonrió.

—Qué bien, pensé que habías dicho que te había castigado de por vida.

—Eso pensaba, me sorprendió más a mí que ti. Creí que me levantaría el castigo como premio por la graduación.

Eclipse (Versión Vida y Muerte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora