Neófita

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—Lo mismo que a ti en el dedo, sólo que mil veces más —respondió con la voz tranquila, como si no le afectara en nada recordar cómo llegó a tener esas cicatrices. Yo sufría un escalofrío cada vez que me acordaba y sólo tenía una.

—Pero...—empecé a interrumpirla, no entendía cómo podía haber sobrevivido a eso cuando era humana. Ella pareció entender lo que iba a preguntar porque negó con la cabeza rápidamente.

—No, no. Ya era vampira cuando me las hicieron. Podemos morder a otros en medio de una batalla y dejar las mismas cicatrices.

—¿Te dolió? —la pregunta sonó estúpida una vez que salió de mis labios.

—Sí. Sé que podemos parecerte duros, como si estuviéramos hechos de piedra, pero... —ladeó la cabeza, buscando la manera de explicarme —. Entre nosotros nos sentimos iguales, estamos hechos del mismo material, así que cualquier golpe o mordida, en este caso, nos va a doler como te dolería a ti si otro humano te golpeara o te hiciera daño.

—Eso tiene mucho sentido —murmuré —. Pero... ¡Son demasiadas! —exclamé aún consternado, sin ser capaz de apartar la mirada de su brazo, lleno de medias lunas.

—Bueno, yo no tuve la misma "crianza" que mis hermanos. Mis inicios fueron totalmente diferentes. ¿Sabías que de los miembros de esta familia fui la segunda en ser convertida? Aun así, consideramos a Edythe la hermana mayor —le dirigió una media sonrisa que Edythe devolvió con desgana.

—No lo sabía —admití. No sabía nada de Jessamine, en realidad.

—Pon atención, lo que voy a contarte puede desestabilizar un poco lo que sabes de nosotros. En algunos lugares, la vida de los vampiros se cuenta por semanas y no por siglos.

Pude notar que los demás ya conocían su historia porque Eleanor y Royal dirigieron toda su atención al televisor y se desentendieron de nosotros mientras que Archie fue a sentarse a los pies de Earnest, que leía un libro de decoración de interiores. Carine subió las escaleras y se perdió en su oficina. Sólo Edythe se mantuvo atenta, sentada en un sillón individual pero vuelta hacia nosotros, con la barbilla apoyada en sus brazos sobre el respaldar. Sus ojos estaban fijos en mí, no en Jessamine, seguramente tratando de leer cualquier emoción que mostrara mi rostro.

—Estás acostumbrado a esta familia de vampiros pacíficos, pero ya te has rozado con otros motivados por la sed y el poder. Para entender esta historia tienes que pensar como ellos, desde su punto de vista. Como sabes, algunos lugares del mundo son más deseables que otros porque nos brindan un mejor escondite y podemos pasar desapercibidos.

» Ahora imagina un mapa del mundo en el que cada vida humana es representada por un punto rojo. Aquellos lugares con mayor densidad poblacional, es decir, donde haya una mayor cantidad de puntos rojos, brindarán una mayor oportunidad de alimentarse sin tener que llamar tanto la atención.

Me llamó la atención que hablara de modo despreocupado sobre la forma de alimentarse de los vampiros. No estaba tratando de asustarme, pero tampoco se mostraba protectora como Edythe, simplemente era un tema de conversación normal para ella, como si hablaras en el comedor del colegio sobre si te gusta más la hamburguesa de res o la de pollo.

—A los aquelarres sureños les da bastante igual ser o no descubiertos por los humanos. Lo único que de verdad los mantiene a raya son los Vulturis. Si no fuera por el miedo que les tienen, ya nos habrían sacado a la luz hace mucho rato. El norte, en cambio, puede decirse que es más civilizado. Debido al clima podemos disfrutar tanto del día como de la noche e incluso interactuar con los humanos sin levantar demasiada sospecha. Pero el sur es un campo de guerra. Los vampiros sureños llevan peleando siglos sin parar. Para ellos, los humanos sólo son comida.

Eclipse (Versión Vida y Muerte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora