Capítulo 02 ~ Noche de bodas

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— Quítate la ropa.

Maxi, desconcertada, miró con aprensión a su nuevo marido. Su niñera la había llevado de la mano a la cámara nupcial justo cuando el banquete de bodas llegaba a su fin. Ella estaba sentada en la cama después de que las sirvientas terminaron de bañarla cuando él entró en la habitación.

Incapaz de evaluar sus intenciones, ella sólo pudo mirarlo con los ojos muy abiertos. No podía comprender por qué el hombre que la había ignorado durante toda la ceremonia de repente le hacía tal exigencia. Aunque era vagamente consciente de que sucedían cosas íntimas y tácitas entre marido y mujer en la intimidad del dormitorio, nunca se le había informado de los detalles.

Su niñera le había inculcado que debía seguir las órdenes de su marido y permanecer quieta, sin importar lo que él hiciera. Seguramente quitarse la ropa no era una de las órdenes que se esperaba que ella obedeciera sin dudar... Todavía estaba aturdida cuando él se sacó la túnica por la cabeza y le lanzó una mirada impaciente.

Riftan Calypse se acercó.

— ¿Debo quitartela yo mismo?

Maxi dejó escapar un grito ahogado. Cada cordón muscular del cuerpo de Riftan parecía estar hecho de acero. Sus hombros eran el doble de anchos que los de ella. Su largo y grueso cuello estaba conectado a un sólido pecho, que se estrechaba hasta una cintura tensa y delgada, no muy diferente a la de una elegante pantera.

Maxi había oído que Riftan era un gigante incluso entre los caballeros, pero verlo de pie ante sus ojos fue abrumador. Su boca se secó. Unos cuantos golpes de su padre le habían provocado un dolor insoportable. ¿Sobreviviría si un hombre como Riftan decidiera golpearla?

- Me estás mirando como si hubieras visto un monstruo.

Maxi se estremeció. Su tono era helado. Cruzó la distancia hasta la cama con un solo paso y la miró fijamente. La línea de visión de Maxi estaba completamente ocupada por su cuerpo, que brillaba como bronce bajo el brillo de las llamas que danzaban en la chimenea.

— ¿Me encuentras tan indeseable?

— Ah... Yo-Yo...

Él se inclinó sobre ella. Dos pupilas negras incrustadas en un rostro casi impecable emitían un brillo espantoso. Su boca, cerrada con fuerza, se torció en una sonrisa cínica.

— ¿Cómo podría yo, un humilde caballero, esperar complacer a la orgullosa hija de un duque?

Maxi tembló incontrolablemente ante su tono despectivo. Como su esposa, ella era su posesión y estaba a su merced. Tenía derecho a azotarla y someterla al más cruel de los castigos si así lo deseaba. Al darse cuenta de que se había ganado su desprecio, empezó a sudar frío.

— Ven. Cumple con tus deberes maritales.

Maxi quiso preguntarle cuáles eran sus deberes, pero la pregunta nunca salió de sus labios. Ella mantuvo su mirada fija en sus pies mientras su cuerpo proyectaba una sombra oscura sobre ella. Un dedo largo y calloso se inclinó para levantarle la cadera.

Había algo sutil en su mirada que ella no podía leer.

— Un matrimonio se anula si no se consuma. ¿Quieres dejarme?

Ella tembló, sintiendo como si se ahogara en las profundidades de esas pupilas oscuras.

Esto trajo otra mueca de desprecio a sus labios.

— Habla ahora si quieres que me vista y me vaya.

—...

— No me detendré una vez que comencemos.

Debajo del Roble ~ Libro 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora