Capítulo 2

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Capítulo 2/Editado y Corregido

Hoy es mi primer día de clases, iba a tercer año de universidad, cuando me padre quebró se negó a pagar la cuota de la Universidad por los que me tomé un año sabático pero ahora con esto de las peleas había logrado juntar lo suficiente como para pagar la inscripción y ya comenzaba a arrepentirme por tener que levantarme a las 6:30 para llegar a tiempo. Pero valia la pena, en cuanto saliera de aqui podría poner mi propio consultorio de psicología y ganar por primera vez en mi vida dinero legal.
Me levante a duras penas de la cama, me bañe, me vestí y baje a la cocina para tomar mi cafe y luego volver a subir a mi habitación, cepillar mis dientes y por fin dirigirme a la universidad.
***
Camine hacia la entrada del instituto. había tantos aromas que lograban marearme, pero había uno que sobresalía de la multitud y que logro captar mi atención. Era exquisito.
Mate, mate; búscalo. — Gritó Liz, la sentía inquieta por lo que obedezco y trato de localizarlo, pero era imposible. ¡había tanta gente! La escuche gruñir en mi cabeza al darse cuenta de que tal vez hoy no lo encontraríamos.
Encuéntralo. —Volvió a ordenar a lo que yo asentí para que se tranquilizara. Realmente esto no me emocionaba tanto como a ella.
Entre al instituto en cuanto toco el timbre, me dirigí a mi primera clase y al abrir la puerta el mismo olor llego a mis fosas nasales. Entro al salón de clases y mi mirada se dirige automáticamente a un chico de cuerpo marcado, ojos azules, piel bronceada y cabello castaño oscuro como el mío.
Escuché a mi loba aullar de felicidad y una pequeña sonrisa se formó en mis labios, pero había algo que no había captado la primera vez que sentí su aroma y fue eso lo que me hizo borrar mi sonrisa. Él es un vampiro.
Un hombre lobo y un vampiro son enemigos por naturaleza. Entonces ¿Por qué la  diosa luna me emparejo con él? Había escuchado que dé lobos emparejados con humanos pero nunca escuché de algún lobo emparejado con un vampiro. De seguro me rechazaría al saber que él es mi pareja de vida, pero no me rendiría tan fácil. Lograre enamorarlo.
Escondí mi olor lo más rápido que pude. No quería que sepa lo que soy, no por ahora.
—Señorita Sánchez ¿Se quedará toda la hora ahí parada? —No le respondí y entre al salón buscando un lugar en donde sentarme. Todos están ocupados excepto uno, el que está al lado de él.
bueno, tal vez no sea un día tan malo.
Sonreí y camine hacia él, me senté y me presente extendiendo mi mano, el, la miro y luego de unos segundos, que se me hicieron eternos, la tomo.
***
en cuanto toco el timbre fui de las primeras en salir del salón me dirigí a la cafetería busqué una mesa en donde sentarme y dejar allí mis cosas. Me había ubicado en unas de las mesas más alejas de las demás. Subí los pies a la mesa y me concentré en un libro que había traído
—¿hola? —era él. había sentido su olor en cuanto cruzó la puerta de la cafetería —Irene ¿cierto? —bajé el libro para mirarlo y asentí en su dirección.
P.D.V de Leo
habían pasado más de doscientos años después de mi última batalla contra una manada bastante fuerte. Habíamos ganado, claro, me tenían a mí. La batalla había durado un año y desde que termino recibí mi pago y volví a mi vida normal.
Yo me dedicaba a eso, me contrataban para que les ayudará a ganar guerras, batallas, etc. Antes fui guardián de uno de los primeros vampiros que existió en el mundo pero cuando el decidió morir me quedé sin trabajo y decidí tomar este debido a mi extensa experiencia en peleas. Era uno de los mejores guerreros del mundo mágico, por no decir que el mejor. Todos sabían de mi y por esa misma razón era el más temido.
Hace tiempo que ya no necesitaba el dinero pero esto me entretenía. Habia entrado a la Universidad porque está vez me habían contratado como sicario, un hombre había apostado mucho dinero en una apuesta con un vampiro y había perdido. Él no tenía el dinero por lo que me habían contratado para matarlo y aquí estudiaba su hija, Irene.
De pronto sentí un olor que me indicaba que había un lobo, fruncí el ceño. En donde está situado el instituto no era territorio de ninguna manada, me aseguré bien de eso, solo que sea un rogue, no debería haber ningún pulgoso por aquí.
Entrar al salón me senté en un lugar algo apartado, un minuto después llegó el profe
Me puse a jugar con el lápiz sin saber que más hacer hasta que volví a sentir ese mismo aroma, escuché como se abrió la puerta del salón a lo que dirigí mi mirada allí. Una chica bastante atractiva entro, ojos se conectaron con los míos y una sensación extraña embargo mi cuerpo. Camino hacia mí y se sentó en el lugar vacante que estaba al lado mío. Se presentó extendiendo su mano
—Hola, soy Irene — Te encontré, no pensé que sería tan fácil.
Dudé unos segundos en tomar su mano en ese momento pequeñas corrientes electicas me recorrieron de pies a cabeza.

Mi mate un vampiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora