ꨄ︎| Capitulo 4

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ꨄ︎| Jugando con Fuego


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Alessandro

El sol de la mañana ilumina el lujoso edificio exclusivo en el corazón de Dallas mientras mi automóvil se desliza sin esfuerzo por las calles despejadas. La arquitectura imponente del edificio se alza majestuosamente ante mí, una manifestación de riqueza y poder que solo los más privilegiados pueden permitirse.

Me detengo frente al edificio, disfrutando de un momento de tranquilidad antes de enfrentarme al día que tengo por delante. Enciendo un cigarrillo y me inclino contra el capó de mi auto, desde la acera, puedo ver las elegantes palmeras que enmarcan la entrada principal con un aire de sofisticación. Me ajusto las gafas de sol.

Con una sonrisa de desdén, observo a los transeúntes que pasan frente al edificio, seguros de que ninguno de ellos tiene lo necesario para vivir en un lugar como este.

Este no es un lugar para la gente común; este es un refugio para los ricos y poderosos, aquellos que están acostumbrados a la opulencia y el lujo en cada aspecto de sus vidas.

A pesar de la ostentación y el glamour que rodeaba al edificio, no pude evitar sentir un atisbo de superioridad. Porque mientras este edificio puede ser el hogar de algunos de los más adinerados de Dallas, no se compara en absoluto con mi propia residencia.

El humo del tabaco se eleva en el aire mientras sostengo mi teléfono en la otra mano, en medio de una conversación con mi asistente.

—¿Y bien, Roxan? —inquiero.

—Buenos días, señor Ferrer. —saluda— Le informo que tiene una serie de reuniones importantes programadas para hoy. A las 9 de la mañana tiene una reunión con los inversionistas de Ferrer & Moretti Company para discutir sobre la expansión de nuestras operaciones en el norte de Italia.

—Cancela, no tengo tiempo. —le doy una calada al cigarro.

—A las 10 de la mañana, tiene una reunión con los contadores para revisar las finanzas de la empresa. —continua— Luego, a las 12, almuerzo con el senador Maxwell para discutir el proyecto de ley que nos interesa.

—¿Maxwell? —inquiero curioso.

—Sí...

Me lo pienso por unos segundos mientras dejo que la nicotina relaje mis músculos.

—Perfecto, solo lo que necesitaba: pasar la mañana escuchando números y la tarde rodeado de políticos corruptos. ¿Qué más?

Para conocer a mi futuro suegro.

—A las 3 de la tarde, tiene una cita con sus otros socios para discutir los nuevos territorios de la organización. Y a las 6, la cena de gala en el club social con los miembros de la alta sociedad.

—Maravilloso. Una reunión con la escoria de la mafia y luego un baile con la escoria de la sociedad. No puedo esperar. —suelto con fastidio.

Suspiro exasperado.

—Además, tiene varios mensajes de voz. Uno de su madre, otro de...

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